Son días tristes para el fútbol mundial. El sábado falleció Mario Lobo Zagallo, un histórico de la Selección de Brasil y del Mundo ya que fue el único tetracampeón: dos como jugador, uno como entrenador y otro como asistente técnico. Y ayer, una nueva noticia funesta conmocionó al planeta fútbol: el fallecimiento, a los 78 años, de Franz Beckenbauer, histórico ex defensor y entrenador alemán.

El comunicado emitido por su familia señala que falleció mientras dormía, y trascendió que su muerte fue producto de una enfermedad que lo tuvo alejado de la vida pública.

Beckenbauer es uno de esos nombres históricos del fútbol que para cualquier persona, sea de la época que sea y casi sin saber por qué, reconoce sin demoras. Aún cuando probablemente nunca lo haya visto jugar, ni siquiera en videos. En todos los equipos ideales de todos los tiempos, es un nombre puesto en defensa. Y no es para menos, prácticamente fundó la posición de líbero.

Que “Káiser” fue uno de los mejores jugadores de todos los tiempos no sólo responde a su elegancia y su calidad a la hora de jugar, que le permitió también ubicarse de mediocampista central, sino que también se puede notar a las claras en las estadísticas que plasmó en su carrera.

Surgido en el TSV Múnich 1860, el Bayern Múnich lo fichó con apenas 14 años. Dieciocho años se mantendría vistiendo los colores del club bávaro, con el que debutó en Primera a los 18, y al que llevó desde la segunda división a lograr tres títulos de la Champions League, una Copa Intercontinental, una Recopa de Europa, cuatro títulos de Bundesliga y cuatro de Copa de Alemania, erigiéndose como uno de los ídolos máximos de la institución.

Años más tarde, ya como entrenador del Bayern Múnich, agregó a su palmarés una Bundesliga y una Europa League.

Además de lo que consiguió en su club, Beckenbauer dejó una enorme huella por sus logros con la Selección de Alemania. Como jugador, se consagró campeón de Europa en 1972 y, dos años después, fue el capitán del seleccionado que se quedó con la Copa del Mundo, tomándose revancha del subcampeonato obtenido ocho años antes en Inglaterra.

Dieciséis años después, volvería a consagrarse campeón mundial, pero esta vez como director técnico. Así, se inscribió en la súper exigua lista de futbolistas que fueron campeones mundiales como jugadores y como DT: sólo el francés Didier Deschamps, y, curiosamente el brasileño Zagallo, consiguieron lo mismo.

Distinciones individuales en su etapa como futbolista le sobran a Beckenbauer, uno de los primeros defensores “goleadores” (marcó 107 tantos en toda su carrera). Los más importantes, los dos Balones de Oro conseguidos en 1972 y 1976, que lo convirtieron en el primer (y hasta ahora único) defensor en obtener el galardón en dos oportunidades.

Beckenbauer tuvo también sus años de dirigente. Presidió Bayern Múnich durante 15 años, y fue presidente de la Federación Alemana de Fútbol. También fue cercano a Joseph Blatter, ex presidente de la FIFA, y no quedó exento de polémicas.

Fue sancionado por no cooperar con el Comité de Ética de la entidad madre del fútbol durante una investigación por la entrega de las sedes de los Mundiales 2018 y 2022. También fue investigado por fraude, malversación de fondos y lavado de dinero junto a otros dirigentes de la Federación de su país, aunque finalmente la causa prescribió.

Su paso por Tucumán

En noviembre de 1978, vistiendo los colores del Cosmos de Nueva York, Beckenbauer desembarcó en Tucumán para disputar un amistoso ante la Selección Argentina Sub-20, un equipo en el que se destacaba un adolescente de 18 años llamado Diego Armando Maradona.

Ya en su llegada a la provincia, en el aeropuerto Benjamín Matienzo, una multitud de personas se congregó para recibir a “Káiser”, que revolucionó Tucumán. “Me agrada y satisface retornar a la Argentina”, había declarado tras bajar del avión ante la consulta de LA GACETA.

El partido entre Cosmos y la Selección Sub-20 se disputó el 3 de noviembre en La Ciudadela. Más de 20.000 personas coparon el estadio de San Martín, para disfrutar de una exhibición gimnástica, un show folclórico, un festival boxístico e, incluso, el sorteo de un auto cero kilómetro. Todo eso, como la antesala del espectáculo central: el cotejo de fútbol.

Aquella noche se dio el único enfrentamiento dentro de una cancha entre Maradona y Beckenbauer, dos de los mejores jugadores de la historia. Y quien se impuso, en aquella ocasión, fue Diego. Con un gol suyo de tiro libre, y una asistencia para Rolando Barrera, Argentina se impuso 2-1. Hoy, poco más de 45 años después, el mundo del fútbol, que todavía llora la partida de “Pelusa”, se acongoja, ahora ante el fallecimiento de “Káiser”.