Probablemente, el 2023 haya sido el mejor año de Gustavo Abregú. El volante central de San Martín encontró la regularidad que todo futbolista necesita y se consolidó como el mejor jugador del equipo que quedó eliminado a manos de Riestra en el torneo de la Primera Nacional.
El buen año del nacido en San Pablo se tradujo en el premio al mejor futbolista tucumano, entregado por LA GACETA, en la Fiesta del Deporte que se celebró a mediados de diciembre. Aquella noche, Gustavo recibió el canillita junto a su novia y su mamá, a quienes considera piezas importantes para su rendimiento. “El premio se lo dediqué a ellas porque me acompañaron durante todo el año, en todos lados, fueron incondicionales”, expresó el “5” del “santo”.
Leonardo Monje y Matías García son dos refuerzos que llegaron y amenazan con quitarle el puesto al tucumano que en 2022 había disputado 562 minutos, pero que en la última temporada superó los 2.000 y lo hizo en gran nivel, gran parte del torneo acompañado por Agustín Prokop, otro de los jugadores surgidos de la cantera “santa”. “Nos entendemos muy bien, somos muy amigos y compartimos las últimas vacaciones que nos vinieron muy bien para desconectar y enfocarnos en lo que viene”, esgrimió el volante.
La distinción de LA GACETA en 2023 fue un mimo para un jugador que la peleó siempre desde abajo, apelando al sacrificio y la humildad. Pese a que lleva varias temporadas formando parte del plantel profesional, recién el año pasado pudo encontrar regularidad. “Sí sentí que hice una buena temporada, pero no me esperaba este premio, sobre todo porque grupalmente no logramos lo que buscábamos”, se sinceró Gustavo, que se mostró muy agradecido por el trofeo.
Lo peor del año para el volante fue la lesión (esguince de tercer grado) ante Temperley que lo sacó de cuatro partidos: San Telmo, Almagro, Racing (por Copa Argentina) y Agropecuario, justo cuando el equipo más lo necesitaba y el jugador era uno de los puntos altos del plantel. “Fue complicado, pensábamos que podían haber sido más partidos, por suerte pude volver y otra vez me acomodé en el equipo”, recordó, sobre aquel mes de julio para el olvido en lo personal.
“Aprendí mucho con los técnicos que pasaron, siento que me solté, agarré confianza y eso me llevó a jugar mucho más, algo que conseguí con mucho sacrificio y por eso también llegó la renovación. Venía trabajando duro para lograr asentarme en el equipo titular”, reflexionó el mediocampista que en noviembre renovó su vínculo con el “santo” hasta diciembre del 2025 y que piensa en que el año que recién empieza sea el de despegue para San Martín y su carrera. “Yo quería y esperaba renovar, ahora estamos bien, poniéndonos a punto, conociendo el nuevo cuerpo técnico y los nuevos jugadores. Todos queremos ir por el ascenso, ojalá se nos dé y que yo también pueda dar el salto hacia el exterior”, fue su deseo.
Con la humildad que lo caracteriza y apoyado en su familia, Gustavo sueña con seguir con su crecimiento personal, ayudando a San Martín a volver a Primera y siempre agradeciendo el cariño que recibe de los simpatizantes. “Antes de firmar por la calle me paraban y me decían que no me vaya, en mi pueblo me volvían loco, los hinchas me demuestran su amor diariamente y eso es algo impagable. Ojalá podamos devolver todo eso en la cancha y que este sea un buen año para todos”, finalizó el mediocampista que promete que el 2024 será mucho mejor.