Hace casi una década, se popularizó el temor por un desafío viral que circulaba por las redes sociales, potencialmente fatal. Se trataba de la Ballena Azul, un reto dirigido a adolescentes en el cual se establecían 50 tareas para realizar una por día, con dificultad y peligro creciente, hasta llegar al suicidio. En su momento, se vincularon numerosas muertes a la difusión de este siniestro juego, que supuestamente tuvo su origen en Rusia.

La agencia británica BBC desmiente que esa campaña realmente haya existido, aunque relaciona su origen con Rina Palenkova, una joven que luego de publicar una foto suya con la leyenda “adiós”, se quitó la vida. Rápidamente se transformó en un mito que circuló con velocidad y que en cada reproducción sumaba nuevos protagonistas con el mismo fin junto con relatos de terror e imágenes adulteradas o falsas. Las redes hicieron lo suyo en cuanto a la reproducción sin fin de las historias, con más nombres de adolescentes fallecidos.

Más allá de la desacreditación, lo cierto es que en Rusia se condenó a Philipp Budeikin como responsable de haber creado “F57”, uno de los nombres del llamado “juego de la muerte”, y que hubo miles de reportes en todo el mundo sobre autolesiones derivadas del desafío. Los casos originaron también un documental francés en el que se abordan los juegos extremos en internet.

A la pantalla grande

En los cines tucumanos llega hoy, precisamente, “El juego de la muerte”, una realización rusa deterror con la dirección de la debutante Anna Zaytseva (su trayectoria se centró en cortometrajes) y las actuaciones de Anna Potebnya, Timofer Eletsky, Diana Shulmina, Anastasiya Bratsyun y Olga Pipchenko con el argumento escrito por Evgenia Bogomyakova, Olga Klemesheva y Anna Zaytseva y basado en el peligroso juego que se extendió por distintos países. La cinta se filmó en formato screenlife, donde la historia se desarrolla en la pantalla de la computadora o el teléfono inteligente de los personajes.

La trama comienza con Yulya, una adolescente que vive en un pequeño pueblo y que pierde la vida, aparentemente suicidándose en las vías de un tren. Visiblemente afectada, su hermana mayor; Dana, a través de la red profunda (deep web), comienza una desesperada búsqueda de respuestas.

En el proceso de unir cada pieza de este siniestro rompecabezas, Dana se da cuenta que Yulya fue manipulada por un supuesto hacker para entrar en la Ballena Azul ¿Logrará encontrar al responsable de la muerte de decenas de adolescentes y vengar la muerte de su hermana?

La producción apunta además a ser una señal de alerta para padres e hijos sobre el contenido de las redes y a generar conciencia sobre el peligroso de acceder a ciertas páginas eludiendo el control de los adultos.

“La adolescencia es un período de vulnerabilidad única, cuando se está expuesto a múltiples riesgos mientras se navega y experimenta con las redes sociales sin la suficiente capacidad de autorregulación y se lucha con la presión de sus pares. Debería haber una nueva ética digital para ayudar a los niños y adolescentes a reconocer los peligros en línea”, destacó la protagonista.