Más detalles están emergiendo en las últimas horas sobre el accidente aéreo de ayer en Japón, que dejó cinco muertos después que un avión de pasajeros de Japan Airlines (JAL) y una aeronave de la Guardia Costera japonesa chocaron en el aeropuerto Haneda de Tokio. El suceso se produjo un día después de que Japón fue sacudido por un violento terremoto que golpeó la península de Noto, en el centro del país, y que causó 55 muertos.

De hecho, nueva información permite establecer una conexión entre las dos tragedias: según informó la agencia Kyodo, el avión del servicio de guardacostas, un Bombardier Dash-8, tenía previsto partir para la ciudad de Niigata con el fin de llevar suministros a residentes afectados por el letal terremoto. Pero al salir a la pista con seis personas a bordo, por razones que aún se investigan, fue impactado por el Airbus A350 de JAL.

De los seis oficiales que viajaban a bordo, cinco fueron hallados muertos tras el accidente. El ministerio de Transporte dijo que se trataba del vicecapitán Nobuyuki Tahara (41), el operador de radio Takanori Ishida (27), el operador de radar de búsqueda Wataru Tateto (39), el mecánico Masato Uno (47) y el trabajador de mantenimiento Shigesuke Kato (56).

El primer ministro japonés, Fumio Kishida, rindió homenaje a los fallecidos. “Estos empleados tenían un alto sentido de la misión y la responsabilidad en las zonas siniestradas, y esto es muy lamentable”, dijo, expresando su “respeto” y “gratitud”.

El avión procedía del aeropuerto New Chitose en Hokkaido y había aterrizado unos minutos antes de la colisión

Por otro lado, todos los 367 pasajeros y 12 tripulantes a bordo del Airbus A350 de Japan Airlines salieron ilesos antes de que el avión fuera devorado completamente por las llamas.

“La evacuación fue muy corta, por lo que el hecho de que la tripulación y los pasajeros pudieran escapar de manera segura en tan poco tiempo sugiere que el procedimiento se llevó a cabo de manera adecuada”, dijo Shigenori Hiraoka, director de Aviación Civil del Ministerio de Transporte japonés, en una conferencia de prensa.

El pasajero sueco Anton Deibe, de 17 años, le dijo al periódico sueco Aftonbladet que “toda la cabina se llenó de humo en unos minutos. Nos arrojamos al piso. Luego las puertas de emergencia fueron abiertas y nos abalanzamos hacia ellas”. “El humo en la cabina picaba endiabladamente. Era un infierno. No teníamos idea de a dónde íbamos, así que sólo salimos corriendo por la pista. Era un caos”, agregó Deibe, que viajaba con sus padres y su hermana.