Si bien es muy pronto para realizar un reclamo a la señora Intendenta de la Capital, observo con asombro a diario que los diferentes estamentos municipales funcionan como compartimentos estancos. Nadie colabora con nadie dentro del municipio. La ciudad es un cráter a cielo abierto dentro de las cuatro avenidas, ni hablar fuera de ellas; la basura invade las calles por la falta de frecuencia en los recolectores, tanto del municipio como de la prestadora 9 de Julio, quienes además tratan a los contenedores con absoluto desprecio y el tiempo útil de los mismos es mínimo. Las plazas sufren de falta de iluminación adecuada por falta de mantenimiento, siendo las mismas campo de deportes de jugadores de fútbol, quienes golpean las farolas y las  dejan sin funcionar. Todo esto debe ser revisado por los funcionarios elegidos al fin de que se optimicen los servicios, recorriendo las calles y todo lo inherente al municipio, ya que la lentitud en solucionar los servicios es demasiado prolongada. Reconozco que el esfuerzo de la señora Intendenta es arduo, pero sus funcionarios deben protegerla y acompañarla estando al servicio del pueblo que abona sus impuestos. Otro tema es el barrido de las calzadas con estacionamiento de vehículos. El barrendero desconoce las mismas y la basura es cosa corriente en estos sectores, con vecinos que se preocupan por mantener el aseo del sector abandonado por el barrendero. Los controles son lábiles y en muchos casos inexistentes. Es mi deseo que cada responsable de área circule por la ciudad y forme un equipo compacto con sus pares del resto de la administración municipal, así la gestión dará sus frutos muy temprano. Espacios verdes es una repartición inexistente en lo operativo, tan solo sirve para amontonar ramas en las veredas que nunca son recolectadas. Al parecer tampoco existe quien imponga orden y criterio para el buen funcionamiento. La PPC pasea sin control en camionetas eludiendo baches de enormes dimensiones y observan sin reaccionar ni actuar ante evidencias que afectan el buen funcionamiento del espacio público. En fin, puedo enumerar mil ejemplos. Los trapitos tampoco tienen control ni policial ni municipal, como así también el famoso camión que compra chatarras, en horas de descanso aturde con sus ruidos molestos a todo el vecindario.    

Juan Eduardo Camino

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