En 2019 un interventor de la Sociedad Aguas del Tucumán afirmaba que se habían planteado tener en cinco años un servicio saneado. Ahora el gerente general de la empresa dijo que “si hay algo que no está saneado es el tema de agua y cloacas; al contrario, hay muchos problemas”. Explicó que se está elaborando un plan de saneamiento llamado “Plan Director” y que “puede llevar una década de trabajo”.

La nueva estimación del tiempo que podría insumir reparar y poner en condiciones adecuadas el servicio de agua y cloacas en estas ciudades atormentadas por los desbordes y las pérdidas de líquidos ha de haber generado desazón, por la sensación de que los funcionarios, en estas cuestiones, siempre están resolviendo problemas y nunca parecen llegar al estado de funcionamiento óptimo. “Es cierto que la gente va a la SAT y no soluciona nada. Lo que pasa es que nuestras áreas operativas trabajan sobre una cañería cuando se debería trabajar sobre la red”, dijo en 2018 el interventor, que explicaba que antes de entonces se había hecho “una gran etapa en Tucumán, con obras que le permitieron a muchos sectores tener agua y cloacas, pero faltó la renovación de cañerías y ahora no las estamos pudiendo renovar”. Y anticipaba que hacía falta inyección constante de dinero, estimando que el saneamiento se podía lograr con el cambio de todas las cañerías, con dos proyectos de 500 millones de dólares cada uno. Y sugería que hacía falta inversión constante durante 15 años.

El actual gerente, que asumió hace pocas semanas, se encuentra con que hay obras hechas, otras en ejecución y que hay problemas de financiamiento. Se debe estudiar qué trabajos ya proyectados se podrán hacer y cuáles son los más urgentes. Afirma que con el “Plan Director” se pretende asegurar y proveer de agua potable al 100 % de los tucumanos. Sin embargo, no está claro  el panorama en cuanto a qué estrategias de tareas podrían aplicarse para que en algún momento se llegue a tener urbes con pocas pérdidas y sin malos olores por los derrames cloacales. En ese sentido, el “Plan Director” debería tener estudios sobre cómo se han hecho los trabajos en estos últimos cinco años para que la situación se haya mantenido sin mejoras notorias y más bien con problemas agravados debido al crecimiento urbano y la ampliación de la demanda.

Convendría considerar que hubo un tiempo en que se expandieron las obras de saneamiento en los primeros años de este siglo que deberían haber estado enmarcadas en un plan bien pensado con miras al futuro. Esas obras fueron analizadas de modo crítico por el interventor en 2019, que dijo que fueron “sólo expansión. Todo estaba condicionado. No hubo un peso para mantenimiento. Estuvimos en una encrucijada. Es como si nos hubieran dado una Ferrari... Y nosotros no teníamos plata ni para pagarle el seguro”. Sería importante, entonces, analizar la forma en que se programaron las obras para que lo que viene se lleve a cabo de otra manera, con vistas a un futuro mejor.