BELEN, Cisjordania.- Los líderes religiosos y el ayuntamiento de Belén cancelaron todas las celebraciones navideñas, donde la tradición cristiana ubica el nacimiento de Jesús y lugar de peregrinación de millones de cristianos, en esta época.

El ayuntamiento de Belén se sumó cancelando oficialmente todos los desfiles, actividades infantiles y ferias.

Cada 24 de diciembre, Belén celebra un tradicional desfile con bandas de música, previo a la llegada del patriarca latino de Jerusalén a pie para oficiar una misa en la Iglesia de Santa Catalina, la parte católica basílica de la Natividad. Pero este año, el patriarca Pierbattista Pizzaballa -el enviado religioso del Vaticano a Tierra Santa- llegó en una procesión solemne, sin música ni actos festivos, de luto por el alto número de muertos palestinos en la guerra.

En vez del árbol, la estrella, la feria navideña y los coros que cantan villancicos, el ayuntamiento de Belén decidió ilustrar el horror de la guerra con una instalación alusiva al horror de la guerra en Gaza, que ya lleva más de 20.000 muertos, la mayoría de civiles, muchos de ellos niños, mujeres y ancianos.

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La instalación llamada La Natividad bajo los escombros fue colocada en la plaza del Pesebre de Belén, donde normalmente habría un gran árbol de Navidad. La obra representa las figuras de la Natividad entre los restos de un edificio demolido.

En la iglesia Luterana de Belén hay una instalación similar; en lugar de un pesebre, un conjunto de escombros, con los animales cerca, y el Niño Jesús, envuelto en un pañuelo palestino a cuadros blancos y negros, yace sobre el montón de escombros.

Los referentes de todas las confesiones que confluyen en Belén cada año ya habían anunciado en noviembre que reducían la Navidad y que sólo habría ceremonias religiosas y oraciones, con motivo de la guerra entre Israel y Hamas.

Según las autoridades locales y los empresarios, en cualquier caso ningún turista podrá visitar Belén, ya que la ciudad de Cisjordania está aislada desde el 7 de octubre, fecha en que el brazo armado de Hamas, el grupo fundamentalista islámico que gobierna Gaza desde 2007, atacó poblaciones en territorio israelí, mató a 1.200 personas y secuestró a unas 240, de las cuales unas 120 continúan cautivas.

La guerra, según anunció ayer el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, está lejos de terminar. El primer ministro declaró además que Israel ampliará su ofensiva en la Franja de Gaza en los próximos días, pese a presiones internacionales a cesar los combates.

Netanyahu habló tras visitar a las tropas en Gaza, casi al mismo tiempo que Egipto hacía una ambiciosa propuesta de tregua de dos semanas, a cambio de la liberación de 40 rehenes israelíes. Hamas ha dicho que ningún acuerdo es posible a menos que ponga fin a la guerra.

“No vamos a parar. Vamos a seguir luchando y vamos a ampliar la lucha en los próximos días”, expresó Netanyahu ante miembros de su partido Likud.

Los ataques no se detuvieron ni siquiera en la víspera de Navidad. Un bombardeo israelí dejó el domingo de Nochebuena decenas de muertos -al menos a 68 personas fallecieron- en el campo de refugiados de Maghazi, en el centro de Gaza.

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Entre los muertos hay al menos 12 mujeres y siete niños. Periodistas de la agencia Associated Press, instaladas en un hospital cercano, vieron a grupos de palestinos cargando a los muertos, incluido un bebé, y a los heridos, tras el ataque al campo de refugiados. “Todos fuimos atacados”, dijo Ahmad Turkomani, quien perdió a varios miembros de su familia, entre ellos su hija y su nieto. “No hay ningún lugar seguro en Gaza”, añadió.

Anteriormente, el Ministerio de Salud de Gaza había informado de 70 muertos.

El presidente palestino, Mahmud Abás, pidió que se termine el “río de sangre” y los “inmensos sacrificios” del pueblo palestino en un mensaje por Navidad,