Entre las hierbas que se utilizan para el consumo se encuentra el anís. Además de ser utilizado para preparar diferentes comidas, se utiliza con fines místicos y medicinales. Desde la Antigua Grecia se registran prácticas que tienen al anís como uno de sus elementos principales.

En la antigua China se encontraron las primeras agrupaciones que utilizaron esta hierba con intenciones mágicas. La planta de hasta un metro de alto se utilizaba bajo una doble expectativa: que, por un lado, eliminara las malas energías y, por otro, asegurara un buen futuro atrayendo las buenas energías.

Cuáles son los beneficios reales del anís

Las semillas del anís se utilizan para la cocina en panadería, dulcería y repostería. También se hacen licores, aguardientes y se preparan platos de mariscos. La destilación de las semillas libera un aceite que puede ser utilizado para tratar cólicos flatulentos y trastornos digestivos.

El anetol es la sustancia que le otorga su olor tan reconocible y característico. También se sabe que aumenta la secreción de leche materna en animales y desde hace años se recomienda para espasmos gastrointestinales, resfriados, bronquitis, mal aliento y menstruaciones irregulares.

Sin embargo, si se consumen grandes cantidades, puede tener efectos adversos y hasta tóxicos. Por esto es recomendable utilizar simplemente como saborizante y en pequeñas cantidades. Es un neurotóxico, por lo que no debería ser utilizado por bebés ni por madres lactantes.

Se recomienda especialmente a las personas que siguen un plan para dejar de fumar, ya que actúa como un verdadero antídoto de la nicotina y del alquitrán del tabaco. Además, hace una limpieza de las vías respiratorias.