Navidad es tiempo de recordatorios esenciales. “El Cascanueces” cuenta una historia que habla de superar las adversidades, de conocerse uno mismo, de encontrar la esperanza cuando se ha perdido la fe, de permanecer fiel a los valores.

Ese cuento relatado en forma de ballet se convierte en una historia, y así permanece en la memoria, desde que se estrenó el 18 de diciembre de 1892 en el Teatro Mariinski de San Petersburgo.

La coreografía original fue creada por Marius Petipa y Lev Ivanov. El libreto fue escrito por Ivan Vsevolozhsky y por el propio Petipa, a partir de la adaptación de Alexandre Dumas (padre) del cuento “El Cascanueces y el rey de los ratones”, de Ernst Theodor Amadeus Hoffmann.

La obra cobró vida en la música de Piotr Ilich Tchaikovsky, su opus 71, y es el tercero de sus ballets después de “El lago de los cisnes” y “La bella durmiente”.

En el San Martín

El teatro San Martín (avenida Sarmiento 601) abre el telón en su quinta y última función, “El Cascanueces” a cargo del Ballet Estable, dirigido por Ángel Gómez, junto a la Orquesta Estable, por Jorge Bulacia Soler, y el Coro de Niños y Jóvenes, por Ana María Ternavasio. Organiza el Ente Cultural de la Provincia y la entrada es libre y gratuita.

ÁNGEL GÓMEZ. Creó la adaptación y dirige el ballet.

La presentación es una adaptación creada por Gómez, que incluye la Obertura, escenas del Primer Acto (Adagio y Cuadro de las Nieves) y el Segundo Acto completo de “El Cascanueces”.

La obra abarca danzas características: española, árabe, china, rusa, Mirlitones, Vals de las Flores, Pas de Deux y Apoteosis.

La batuta

“Es una alegría afrontar esta gran producción después de tanto tiempo junto con el ballet y el Coro de Niños”, afirma Bulacia Soler.

El director señala que hace más de 30 años que ambos cuerpos estables no trabajaban juntos en una obra de repertorio de ballet, si bien ha habido otros momentos en que la orquesta trabajó junto al cuerpo de danza, pero fue en obras pequeñas, no del repertorio propio dancístico.

“Trabajar en conjunto es una tarea difícil pero muy interesante dado que no es el trabajo al que estamos habituados. La orquesta aborda conciertos sinfónicos, sinfónico-corales u ópera con proceso de ensamble distintos. Es un desafío, pero la orquesta tiene mucho oficio como acompañante”, señala.

“Entre las dificultades que se presentan está la de tener que adaptar absolutamente todos los tempos, es decir las velocidades de la música a las necesidades de los bailarines. Habitualmente en una ópera, cuando se trabaja con cantantes, estos detalles quedan a criterio del director musical y, salvo alguna necesidad muy específica, se va por ese camino. En cambio en el ballet, al ser cuerpo de bailarines que tiene que afrontar la música, es materia de la orquesta y en particular del director adaptar los tempos permanentemente para que el bailarín pueda desenvolverse lo más cómoda y eficazmente posible en su performance. Para este trabajo he contado con un asistente que es un exbailarín y ahora pianista del ballet, Daniel Isaac Castro, que me ha apoyado muchísimo”, resalta.

De repertorio

“‘El Cascanueces’ es un ballet de repertorio que pasó a ser tradicional y muy conocido en el ambiente clásico -define Gómez-. Representa un momento navideño en cuanto se inicia con una cena familiar y con amigos, como pasa en todo el mundo, por eso las grandes compañías lo incorporan en esta época el año”.

“La historia se basa en el cuento de Hoffmann y toma el nombre de ‘El Cascanueces’ en la obra de ballet”, explica, y agrega que el argumento “habla del crecimiento de las personas”.

“En este caso, uno de los tíos ve que una niña a la que tratan como tal, en realidad ya es una adolescente. El proceso del ballet aborda el tema de que ella ya empieza a ver nuevas cosas de la vida, como los ratones, que representan el miedo. También se trata del amor y de muchas etapas que atraviesa el ser humano en su crecimiento”, precisa.

Acerca de la presencia invalorable de la orquesta junto al ballet después de tanto tiempo, el coreógrafo afirma: “la orquesta en vivo es fundamental. No nos imaginamos una ópera cantada con cintas. La orquesta le da calidad artística a la obra que se representa, se adapta en tiempos a los requerimientos de los bailarines, y estos adaptan los tiempos musicales a su técnica”.

“Estamos muy felices de que después de 30 años podamos montar un ballet de repertorio acompañados con orquesta, como lo hacen las grandes compañías del mundo o como cualquier compañía de ballet clásico -asegura el maestro Gómez-. Le da otro nivel, de alta calidad y obviamente al verlo, el público lo va a volver a exigir”.