El decálogo del ajuste se anunció dos horas después de lo previsto. Fue regrabado y salió a la luz en el “prime time” televisivo. El ministro de Economía, Luis Caputo, arrancó su discurso con el mismo mensaje que viene repitiendo desde el domingo el presidente Javier Milei. “Hoy estamos recibiendo la peor herencia de nuestra historia. Un país donde los argentinos somos cada vez más pobres, sin ningún ancla fiscal, monetaria ni cambiaria. El gasto, la emisión y el tipo de cambio están descontrolados. Si seguimos como estamos, no tengan dudas que vamos a una hiperinflación y que como dijo también el Presidente, podemos ver los números más altos de nuestra historia de hasta 15.000% anual”, manifestó Caputo.
El titular del Palacio de Hacienda dejó atrás el gradualismo, para adoptar medidas de shock que tendrán un alto impacto que llevará a la Argentina hacia una recesión más profunda, en medio de una inflación que transitará a la velocidad de los dos dígitos. La devaluación ha sido tan brusca que superó el 100% para el tipo de cambio oficial. “No hay plata” discrecional para las provincias, ni obra pública que requiera financiamiento en estos tiempos. Las tarifas se actualizarán y se liberarán las importaciones. En el medio, el Estado sostendrá los planes sociales y reforzará la asistencia social a la población más vulnerable.
No sólo será una abrupta baja del gasto público, sino también un aumento de impuestos a importaciones (PAIS) y también a las exportaciones (retenciones).
Lo que falta
Fuentes del Ministerio de Economía confiaron en que el ancla fiscal será “inmediata”, por lo que el desequilibrio financiero del 5,2% de Producto Bruto Interno (PBI) se terminaría en un año. El ajuste todavía está en una etapa embrionaria. El Gobierno nacional quiere aplicar un plan económico inmediato que incluirá un recorte de subsidios desde febrero para luz y gas, la eliminación rápida del Sistema SIRA de autorización de importaciones, y una suba generalizada de retenciones, que pasarán a tener una alícuota de 15% para todos los productos salvo la soja que pagará 30%. Esta última medida ha puesto nervioso al sector agroexportador tucumano que espera conocer la “letra chica” de las medidas para saber qué sucederá con la nueva campaña de comercialización citrícola.
El Poder Ejecutivo trabaja contrarreloj en la confección de la nueva normativa que sustente el plan de ajuste que ayer recibió la aprobación del Fondo Monetario Internacional (FMI). “Estas fuertes acciones iniciales apuntan a mejorar significativamente las finanzas públicas de una manera que proteja a los más vulnerables de la sociedad y a fortalecer el régimen cambiario. Su aplicación decidida contribuirá a estabilizar la economía y a sentar las bases de un crecimiento más sostenible y liderado por el sector privado”, dijo Julie Kozack, directora de Comunicaciones del FMI. Sin embargo, estas acciones no tuvieron el mismo eco en la CGT. El dirigente de la construcción Gerardo Martínez habló de “un tsunami total”, mientras que el gastronómico Luis Barrionuevo indicó que se trata de “un ajuste durísimo”.
Paralelamente, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) publicará una “salida” para la deuda comercial de empresas y la gigantesca bola de Letras de Liquidez (Leliq). En ese sentido, el presidente del BCRA, Santiago Bausili, recibirá a los principales banqueros del país, para explicarles los detalles de la operatoria.
El dólar seguirá en el centro de la escena. Por caso, para la exportación, se afirma que la cotización será de $860, en un esquema para liquidar 80% en el Mercado Único Libre de Cambios (con nuevo valor a $800) y 20% en el Contado con Liquidación (CCL). Las importaciones se moverán con un dólar a $940 por unidad, ya que el impuesto PAIS subirá de 7,5% a 17,5% (para bienes y servicios). El llamado dólar tarjeta (pagos en dólares en el exterior o de servicios en el extranjero) seguirá existiendo, pero con cambios. Mantendrá las percepciones de Ganancias y también el impuesto PAIS, y costará ahora $1.320.
Además, para bajar el gasto público habrá quitas de subsidios a la energía y el transporte. Se aplicarán desde febrero próximo. También habría una “reversión” de los cambios en el impuesto a las Ganancias en un esquema en el que los trabajadores de altos ingresos podrían volver a tributar. Asimismo, está en análisis un programa de adelanto del pago del impuesto a los Bienes Personales con una alícuota preferencial.
Asimismo, el Gobierno buscará modificar la ley de movilidad jubilatoria, que actualmente ajusta los haberes de forma trimestral. Mientras tanto definirá aumentos por decreto, según indicaron fuentes oficiales.
La propuesta deberá ser enviada al Congreso, ya que la fórmula de movilidad se rige por ley. La explicación para promover este cambio es que “el mecanismo de actualización vigente no permite alcanzar la estabilidad de las cuentas públicas y por tal motivo debe modificarse por incrementos aleatorios, dictados por el Poder Ejecutivo en base a su propio criterio y no a una fórmula prevista por ley”, según publicó Infobae.
Más allá de que el pago de las jubilaciones impacta en las arcas del Tesoro y por esta razón Economía tiene un papel principal en esta propuesta, desde otros sectores oficiales no estarían de acuerdo con esta línea. La Ley de Movilidad Previsional que determina los ajustes de los haberes, establece un porcentaje de incremento trimestral, determinado por la variación de un índice que surge de sumar 50% del aumento trimestral de la recaudación de la Anses por beneficiario y 50% de la variación de los salarios. Para este último ítem, se toma el mayor valor entre el Ripte (Remuneración Imponible para el Trabajador Estable) y el índice general de salarios del Indec.
Tras el anuncio realizado por el ministro de Economía, el Gobierno aguarda el impacto que esas acciones tendrán en el mercado y en la vida cotidiana de los argentinos. Los precios vienen sintiendo el impacto del recambio institucional. Habrá más aumento con el mismo salario.