La propuesta surge en medio de una crisis sanitaria importante. Los vecinos y los comerciantes denunciaron que hay negocios que han anulado sus baños para los clientes o que han debido cerrar temporalmente y en algunos barrios la gente ha comenzado a cavar pozos ciegos, para salirse del sistema de red cloacal. Es que no pueden usar los sanitarios porque los líquidos se estancan e inundan el interior de los ambientes. Un comerciante contó que padecen el problema desde hace tiempo y que se complica “no sólo por la saturación de la red a causa de las cañerías angostas y que deben ser cambiadas, sino también porque la SAT no dispone de la infraestructura adecuada para desobstruir los sectores donde deja de circular el líquido. Tampoco realiza las tareas de mantenimiento necesarias”. Incluso los vecinos de barrios con cañerías nuevas dijeron que los inconvenientes de desbordes de líquidos persisten porque “se producen obstrucciones en la red que impactan en todo el sistema”. El intendente dijo que el 70% de la antigua red ya fue reemplazada, pero que resta iniciar la construcción de nuevos colectores. Añadió que el proyecto de la nueva planta de tratamiento de líquidos cloacales ya estaba previsto por el municipio. Pero necesita financiación y por eso se va a recurrir al BID aunque por ahora esa iniciativa está en la incertidumbre. La primera explicación ante la crisis ha sido que se trata de un sistema de cuando la población no superaba las 15.000 personas y ahora alcanza las 34.000. Frente a esto cabría decir que en los primeros años del siglo hubo renovación de cañerías en muchas partes de la provincia y que probablemente en esos tiempos debió aprovecharse la oportunidad para desarrollar las nuevas redes en función del crecimiento poblacional. Si no se lo hizo así y por esa causa se llegó a la crisis actual, correspondería que se actualice un programa de crecimiento acompañado de infraestructura sanitaria.