Hace poco tiempo supimos que en San Juan se está instalando un radiotelescopio de origen chino, con una antena de 40 metros de diámetro. No es tan frecuente que haya noticias sobre radioastronomía, sin embargo el radiotelescopio chino fue muy promocionado, no sólo por lo que significa un instrumento de esa envergadura, sino por la complejidad de transportarlo desde China a San Juan y armarlo en plena cordillera de los Andes.
En Argentina la radioastronomía se ha desarrollado desde 1962 cuando se funda el Instituto Argentino de Radioastronomía, el que cuenta con 2 antenas de 30 metros de diámetro. Argentina participa en el proyecto Llama (Large Latin American Millimeter Array), un radiotelescopio de 12 metros de diámetro que se encuentra en construcción en la puna salteña.
Los descubrimientos realizados con radiotelescopios quizás no son tan impactantes porque no reciben imágenes, como en los telescopios ópticos. Las imágenes que a veces se ven son composiciones realizadas en base a los datos recibidos en distintas frecuencias.
Hay descubrimientos muy importantes que se lograron en ondas de radio como la radiación cósmica de fondo, descubierta por Arnold Penzias y Robert Wilson en 1965. Esta es la radiación que se produjo durante el Big Bang. Otro descubrimiento importante fue la detección de los pulsares realizada por Joselyn Bell en 1967. Los pulsares son restos de estrellas que explotaron como supernovas y que emiten ondas de radio. Ambos descubrimientos fueron casuales, pero hicieron un gran aporte a la astronomía.
Las antenas de los radiotelescopios se pueden usar como radares y de hecho algunos alternan su funcionamiento en los dos modos. Cuando funcionan como radar emiten una señal que se reflejará en algún lugar y se recibe en la misma antena. Esto permite usarlos para hacer estudios geofísicos y atmosféricos, entre otros. El radiotelescopio recibe una señal que se originó en algún lugar del universo y a través de ella se estudia el objeto que la originó.
Los radiotelescopios pueden tener antenas grandes, pero también pueden usarse combinando las señales recibidas por varios instrumentos. Tal es el caso de ALMA (Atacama Large Millimiter Array) que se encuentra en Atacama en Chile. Este tiene más de 60 antenas, algunas de ellas se pueden trasladar y ubicarlas en distintos lugares de acuerdo con el estudio que se quiera realizar y funcionan como si fuese un radiotelescopio de un tamaño mucho mayor. Estos instrumentos existen en distintos lugares como Nuevo México (USA), Australia, etc. Para hacer este tipo de observaciones se pueden usar radiotelescopios que se encuentran en distintos lugares del mundo. Estos instrumentos han hecho un gran aporte al estudio de la formación de planetas extrasolares (planetas que están fuera del sistema solar). Recientemente con ALMA se detectó una estrella con disco, que podría estar formando planetas, fuera de nuestra galaxia, en la Nube Mayor de Magallanes. Resultado de gran impacto científico. Llama va a poder trabajar con los radiotelescopios de ALMA.
Uno de estos proyectos globales es el DSN (Deep Space Network) que está integrado por radiotelescopios que se encuentran en Australia, España y el oeste de los Estados Unidos. Tienen varias antenas, las más grandes de 70 metros de diámetro. No solo están dedicadas a la investigación astronómica, también son usadas para comunicaciones con misiones espaciales. La distribución de estas antenas hace que siempre, al menos una, esté en la línea de visión de las naves espaciales, aun cuando se encuentren muy lejos como el telescopio espacial James Webb. Este sistema ha sido fundamental para las misiones de los robots que fueron a Marte, que debían ser manejados desde la Tierra y necesitaban una comunicación sin interrupciones.
Una vez más los instrumentos que se desarrollan para la investigación astronómica son usados en otras ciencias.