Los 80*
Por Julio María Sanguinetti
“Me enojo con los economistas cuando hablan de los 80 como la década perdida. ¿Qué década perdida si fue la de la reconstrucción de la democracia? Dejamos atrás los 70 en los que se multiplicaron los golpes de estado. Hasta los uruguayos, que nos creíamos invulnerables, caíamos en una dictadura en el 73. Los 80 fueron los años del retorno de la democracia. Primero vino Perú, después la Argentina, en el 85 Brasil y Uruguay, en el 89 Chile y Paraguay. En ese clima de entusiasmo democrático, y de sintonía entre presidentes, como me pasó con Alfonsín, un entrañable amigo, y también con Sarney y Cardoso”.
* Entrevista publicada en 2020.
La dura pedagogía republicana del gobierno*
Por Luis Alberto Romero
Desde 1983, en la enseñanza media la democracia lo inundó todo. Pero era más sentimiento que información precisa. Con la reforma educativa de los 90 hubo una suerte de santificación de la democracia, considerada un valor supremo. Todos los contenidos debían tener una relación con los valores democráticos, desde la biología hasta la geografía. Pero curiosamente, no se preveía una materia específica en la que se enseñara aquello un poco más instrumental que es el conocimiento de la Constitución. Sospecho que el analfabetismo constitucional persistió.
Por entonces, la democracia realmente existente en nuestro país estaba cambiando mucho. En los 90 pasamos de la democracia republicana a la “delegativa” de Menem, y de ahí al actual liderazgo plebiscitario. El pluralismo también cayó en el olvido, remplazado por las viejas ideas de unanimidad y exclusión del otro. Las razones son muchas, pero al menos una de ellas fue el desconocimiento preciso de la democracia republicana. La pasión democrática original no desapareció, pero transcurrió por otro rumbo: el popular, unanimista, plebiscitario y autoritario, que en nombre de “lo real” desprecia las instituciones “formales”. Esa pasión persiste, y explica que en nombre de la democratización -de la palabra, de la justicia- se avance con impunidad y hasta con orgullo sobre la república y sobre las libertades.
*Artículo publicado en 2013.
Cuándo se jodió la Argentina*
Por Mario Vargas Llosa
“Hay momentos en que un país se jode más que en otros. Generalmente la decadencia de un país es un proceso, aunque en algunos casos hay un hecho que puede ser profundamente traumático para la historia de un país. Es una pregunta que tienen que hacerse los argentinos. El de Argentina es un caso extraordinario. Un país que era un país desarrollado, un país del primer mundo cuando tres cuartas partes de Europa eran subdesarrolladas. Había alcanzado conquistas culturales prodigiosas en su tiempo, a principios del siglo XX, como prácticamente erradicar el analfabetismo cuando cuatro quintas partes de Europa no lo lograban.
Entonces, ¿qué pasó en la Argentina? Es una pregunta que hay que responder porque es algo interesantísimo para el mundo entero estudiar un fenómeno de este tipo. Cada vez que yo digo esto, algunos piensan que hablo mal de la Argentina. Al contrario, hablo de ella con gran admiración y cariño por lo que consiguió. Tuvo grandes pensadores, justamente de la cultura de la libertad, como Alberdi. La Argentina tenía todas las condiciones para llegar a ser Suiza o Suecia, por tomar dos países modelo. ¿Qué ocurrió? No hubo ninguna catástrofe natural. Hubo políticas equivocadas que se instalaron y en las que se ha perseverado. El resultado es el que vemos”.
*Entrevista publicada en 2010.
Democracia e igualdad*
Por Adam Przeworski
“No se puede esperar que la democracia produzca igualdad social y económica. No vamos a dejar de vivir en sociedades desiguales. En las sociedades capitalistas, los recursos y los ingresos los asigna principalmente el mercado. Entonces conviven la igualdad política con la desigualdad social y económica. Un segundo punto es que la gente siente impotencia respecto de sus efectos en la participación política.
La democracia es un mecanismo que trata a todos los participantes por igual. Pero cuando individuos desiguales son tratados en forma igualitaria, su influencia en las decisiones colectivas es desigual. Pensemos en un partido de básquetbol en el que un equipo está formado por jugadores de 1,90 y el otro por hombres de 1,50. Las reglas de juego son iguales para todos pero eso implica que el resultado dependerá de los recursos que cada equipo tenga”.
*Entrevista publicada en 2010.
Un país no tan enigmático*
Por James Neilson
¿Es la experiencia argentina tan enigmática como a muchos, trátese de políticos e intelectuales locales o académicos extranjeros, les encantaría suponer? La verdad es que no. Por el contrario, la historia está repleta de ejemplos de sociedades antes consideradas relativamente prósperas que se depauperaron por negarse a adaptarse a nuevas circunstancias: Turquía, el mundo árabe y obvio es decirlo, casi toda América latina.
Podría decirse que cualquier país que se crea rico por antonomasia, “condenado al éxito”, para citar a Eduardo Duhalde, ya estará en decadencia. En un mundo agitado por cambios constantes en el que la vida de un “paradigma” socioeconómico suele ser sumamente breve, aquellas sociedades que se convenzan de que pueden darse el lujo de descansar, postergando reformas que molestarían a sectores que las resistirían con furia, no pueden sino perder terreno hasta encontrarse entre las rezagadas.
*Artículo publicado en 2002.
Una Argentina atravesada por los milagros*
Por José Claudio Escribano
Los argentinos se levantan a diario con la angustia de los alemanes de 1923, año de la primera gran crisis ulterior a la Primera Guerra Mundial: ¿cuál será la noticia catastrófica del día? Saben que el actual estado de cosas no puede continuar así indefinidamente. No se preguntan, sin embargo, como los alemanes de aquella época, cuán próximo es un alzamiento callejero, el estallido de un golpe militar, o el intento de una secesión territorial. No tienen hasta la fecha presagios conminatorios para preguntarlo, pero viven en situación de milagro institucional. Hay un contraste palmario entre la gravedad de las causas de degradación generalizada de la política y la economía, con las consiguientes consecuencias de miseria sobre la población e involución del país, y los efectos a la vista todavía sobre el curso de las instituciones que conforman el Estado. Es un fenómeno tan extraordinario que debería celebrárselo por el valor de la sedimentación de 40 años continuos de democracia.
*Artículo publicado en 2023.