Un golpe a la historia para uno de los clubes más emblemáticos de Brasil. Santos, que supo ser conocido en todo el mundo por Pelé y del que salieron grandes jugadores en su historia como Neymar Jr, descendió por primera vez en su historia a la Segunda División en 111 años de historia.
El “peixe” llegó en la última fecha del Brasileirao fuera de la zona roja, pero su derrota como local contra Fortaleza (1-2) lo dejó sin oportunidades. Para colmo, la victoria de Bahía contra Atlético Mineiro (4-1) y el triunfo de Vasco Da Gama contra Bragantino (2-1), fueron dos resultados que no ayudaron al conjunto paulista.
Tan grande fue el dolor de los fanáticos brasileños, que cuando el árbitro terminó el partido en el histórico Urbano Caldeira, intentaron invadir el campo de juego y tiraron objetos. Al mismo tiempo, los futbolistas no podían ocultar su decepción por el resultado y se quedaron dentro del campo de juego entre insultos y silbidos.
“Vila Belmiro se convierte en una escenario de guerra tras el descenso”, fue el título que utilizó el diario Lance en su crónica sobre la derrota del conjunto paulista. El enojo de los fanáticos se trasladó a las afueras del estadio, donde comenzaron los disturbios y los incidentes contra la policía. Según la información de medios brasileños, al menos cuatro colectivos fueron incendiados y algunos automóviles en la cuadra del recinto corrieron la misma suerte.
Le quemaron el auto a un jugador de Santos
Tras los múltiples incidentes en las inmediaciones del estadio, se conoció que uno de los futbolistas de Santos damnificado por los hechos de violencia fue el colombiano Stiven Mendoza. El auto del delantero, que fue suplente en el encuentro contra Fortaleza, fue encontrado en las cercanías de Vila Belmiro íntegramente quemado. Además, otros que padecieron el incendio de sus vehículos fueron los integrantes del equipo de dopaje de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF).