Vivir del deporte supone un gran reto, son incontables las actividades que se deben dejar de lado para alcanzar el profesionalismo. Reducir la vida social, dejar los estudios y mudarse a otro país buscando un mejor nivel son algunos de los esfuerzos que realizó Agustín Salandro para concretar su meta deportiva: ser parte del World Pádel Tour.

Con ese objetivo en mente, hace unos años cargó sus valijas y emprendió viaje para instalarse en Milán, Italia. “Fue una apuesta personal”, anticipa el joven, que reconoce que su pasión por el pádel no fue mera casualidad sino que llegó por herencia familiar. “Mi papá fue el que nos metió en el deporte. Él fundó el club en el que prácticamente crecimos con mis hermanos”.

En sus inicios, Salandro tomó al pádel como un hobby, sin saber lo que vendría después. “Hubo años en los que no me entrené”, señala. Sin embargo, a los 17 años cambió de chip. “Tuve un ascenso muy rápido en las categorías provinciales, al punto que en un abrir y cerrar de ojos estaba en el circuito nacional. Ahí se gestó la idea de venir acá”, expresa.

Por su cercanía con el circuito mundial, vivir en el Viejo Continente siempre fue uno de sus grandes deseos. “Todo se dio porque Nicolás Malek, uno de mis mejores amigos, me dijo que se venía a vivir a Italia. Venía con un grupo de chicos de Córdoba y de Salta que ya tenían trabajo asegurado. Me invitó a sumarme y ese fue el empujón que necesitaba”, comenta dejando en claro que no fue nada sencillo partir. “Sólo tenía los pasajes de ida y 300 euros”, puntualiza.

Su primer trabajo lo consiguió gracias a la ayuda de otro tucumano, Gustavo Spector. “Trabajaba en su academia, y ese fue el respaldo suficiente para comenzar a asentarme porque era alguien de confianza”, dice el joven que hasta el momento disputó 12 partidos en el máximo nivel del pádel, con cinco victorias y siete derrotas.

Pese a no hablar el mismo idioma, confiesa que su adaptación fue bastante sencilla. “Llegué sin saber nada de italiano pero fue fácil aprenderlo. Con las palabras que no entendía, recurría al traductor o los mismos italianos que siempre me daban una mano”, indica antes de detallar las similitudes culturales entre ambos países. “Los italianos son tan distintos; hasta casi tenemos los mismos comportamientos. Lo que más me llamó la atención es que tienen los mismos problemas de tránsito que nosotros, siempre discuten por el modo en el que manejan”, opina entre risas. 

La exigencia de la profesionalización del pádel 

Si bien no tiene ninguna queja sobre su nuevo hogar, admite que su condición  de deportista lo puso en un lugar “privilegiado” dentro la sociedad italiana. “Nos tratan de un modo diferente. Hay gente que te idolatra por ser de Argentina y por el gran nivel que tenemos en el juego. Sí debo reconocer que hacen mucha diferencia con las personas que solamente vienen a trabajar. Esa es la otra cara de emigrar”, advierte.

EN COMPETENCIA. El tucumano se prepara para el World Pádel Tour

Los entrenamientos y la exigencia propia del deporte lo llevaron a resignar algunas actividades que tenía pensado emprender. “Antes de venirme estudiaba abogacía y terminé dejando. Ahora, tengo menos tiempo que en Tucumán pero siempre tuve claro que quería seguir una carrera. Me gustaría hacer algo relacionado al diseño o a la actividad física. Sé que en algún momento lo voy a hacer. Otras de las cosas que perdí fue la vida social. No salgo tanto como allá, prácticamente estoy aislado en el mundo deportivo”, jura, Salandro, quien junto a unos amigos y para lograr mayores ingresos, fundó  una academia en la que da clases semanalmente. “Se llama Pádel San Siro Academy. Tiene ese nombre porque está en la zona del estadio de fútbol. Esos ingresos, juntos con el de los sponsors y los premios son fundamentales para que pueda sostenerme acá. Los italianos tienen una mayor disciplina para el deporte. Eso lo noto en su preparación física, en la alimentación y en las horas que le dedican”, sentencia. 

Inspirar a otros jugadores de pádel para seguir un sueño

Salandro se pone en la piel de un guía de viaje y entiende que su historia puede servir para impulsar a otros viajeros. Por eso brinda un panorama de lo que es vivir en Milán. “Tenés que ganar alrededor de 1.500 euros. No vas a tener grandes lujos, pero vas a tener una vida equilibrada con tu departamento, la vida social y los gastos básicos”, dice, advirtiendo que el gran problema es que el sueldo mínimo es menor a esa cifra.

CONOCIENDO. El jugador de pádel en sus momentos libres aprovecha para recorrer Europa.

Si bien Italia ya es como su casa, no descarta mudarse en un futuro próximo. “Tengo en carpeta irme a España porque la mayoría de las fechas del circuito mundial se juegan ahí. Pero está en suspenso”, revela antes de resaltar que el pádel es un deporte que se encuentra en plena expansión.  “Holanda y Suecia empezaron a invertir mucho. Inglaterra, Turquía y Alemania también se sumaron a este deporte. Pero lo que estamos viendo es que en Estados Unidos está dando sus primeros pasos. Si pega el deporte allí, va a terminar siendo un boom”, cierra soñando con esa meta de poder llegar, algún día, a ser uno de los mejores del plano internacional.