“Tucumán se ha quedado sin nafta para los automotores. Apenas queda en los depósitos locales gasolina suficiente para atender por un par de días los servicios públicos indispensables, reduciéndolos en forma considerable y sometiéndolos a un estricto racionamiento. Hasta tanto esta crisis no sea resuelta, el público no podrá adquirir un solo litro de nafta para fines particulares”, con estas palabra nuestro diario anunciaba el primero de noviembre de 1945 las medidas tomadas por las autoridades para hacer frente al problema generado por un error en el envío de los tanques de reposición por parte de los Ferrocarriles Nacionales hacia Tucumán.

Nuestro cronista de entonces recordaba que una situación similar no había ocurrido ni en los años anteriores cuando se desarrollaban la Segunda Guerra Mundial que había finalizado meses antes, en mayo en Europa y en agosto en el Pacífico. Nunca en aquellos años hubo que restringir a cero el combustible expedido a los particulares aunque si se vendía con cupos.

Vagones-tanque

En otro tramo del relato se señalaba que “en el caso actual la falta de nafta, que llegara a extremos cómo no se ha conocido antes en la provincia, se debería a la falta de elementos de transporte, esto es, de los vagones-tanque para traer la nafta desde la destilería de Yacimientos Petrolíferos Fiscales en Salta hasta nuestra ciudad”. Ahí mismo se explicaba que la situación no era general en el país y por lo que había ocurrido alguna normalidad en referencia al abastecimiento local. El relato daba cuenta que en los días finales de octubre habían pasado trenes desde Salta que “conducían 80 vagones-tanque con combustible” y de estos unos 60 eran para Santa Fe “para atender al transporte de la cosecha fina”. De tal forma, por la decisión de alguno todos los vagones terminaron en tierra santafesina y los correspondientes a Tucumán y Santiago del Estero siguieron su ruta dejando a ambas provincia si el preciado combustible. Pero la situación no pudo remediarse debido a que ni aquí ni en Salta había vagones para hacer el traslado. La crónica agregaba que “ahora hay que esperar a que desde el sur se devuelvan algunos tanques vacíos para remitirlos a Salta a fin de que las plantas de aquella provincia, a su vez, los remitan con nafta a nuestra ciudad. Se anticipa que el sábado o lunes próximos (era miércoles) llegarán desde Santa Fe unos 15 vagones que serían destinados de inmediato a solucionar la difícil situación creada”. El pronóstico de nuestro colega era que “la crisis durará varios días, tal vez más de una semana” para que los convoyes lleguen a Salta sean llenados y desde allí regresen hacia Tucumán.

Una pequeña solución

El relato destacaba que las autoridades locales de YPF se vieron sorprendidas por el hecho y además sus reservas estaban casi agotadas. Ante este hecho realizaron negociaciones con la Stándard Oil quien transfirió unos 20.000 litros de nafta y se decía que “esta cantidad, sin embargo no resuelve el problema sino en forma mínima”. Para entender la situación se indicaba que el servicio de ómnibus “de la comuna local” consumía unos 8.000 litros diarios, “de los cuales sólo se proveerán 4.000 hasta tanto se agote la limitada partida disponible o llegue nafta desde Salta”. Ante esta circunstancia se redujo el número de unidades en circulación en la misma proporción, o sea la mitad iba a funcionar. Por su parte los autos de alquiler, los taxímetros, vieron reducida su circulación, así como la cantidad que trabajaba diariamente. Además se aclaraba que para los restantes servicios públicos, Asistencia Pública, policía, limpieza entre otras, se entregaría una cuota de 3000 litros diarios. Además se informaba que en los surtidores públicos no se vendió nafta y solamente pudieron obtener combustible, con cupo, los socios del Automóvil Club en la estación de servicio ubicanda en Jujuy y Crisóstomo Alvarez.

“No habrá nafta para ningún otro servicio de transporte particular”, se dejaba bien aclarado.

Recordemos que las autoridades que dirigían tanto la nación como la provincia habían salido del golpe de Estado del 6 de junio de 1943. El presidente de facto era Edelmiro Julíán Farrel y su vicepresidente Juan Domingo Perón. La provincia estaba a cargo del contralmirante Enrique García, quien luego fue ministros de Marina en el primer gobierno de Perón.

SIN COMBUSTIBLES. Primero se notó el problema en San Miguel de Tucumán y al día siguiente se extendió al sur provincial.

En el sur provincial

Una vez anunciada la crisis en San Miguel de Tucumán, al día siguiente se informaba que la escasez de nafta llegó a la zona sur de la provincia. En la nota correspondiente se decía que “limitado número de automóviles particulares y de alquiler circuló hasta media tarde, siendo escasa la cantidad de camiones afectados a las actividades comerciales o agrícolas que trabajaron”. Estos datos correspondían a Concepción y se reseñaba que de igual manera ocurría en Monteros, Aguilares y “Villa Alberdi”. Los paperos y horticultores de la zona “soporta desde hoy otra cuestión grave que afecta directamente las actividades de la cosecha”. En esta línea se indicaba que los cosecheros de Iltico, El Molino, Los Timbos, Alpachiri y Los Guchea que convergía hacia las estaciones de Alto Verde y Concepción encontraban dificultades para su transporte ante la falta de nafta para abastecer a los numerosos camiones que se utilizaban. Además se indicaba que ese mismo año debido a la crisis del caucho y del combustible muchos productores “echaron mano de los vehículos de tracción a sangre”. Asimismo se habían visto afectados por una fuerte sequía que generaron fuerte desaliento y pesimismo en los productores, aunque en “parte despejado por la calidad de los frutos que habían comenzado a cosechar”. A lo cual sobrevino la escasez total de combustible en ese preciso momento.

Tras tres días de escasez “llegaron por vía Las Cejas dos vagones tanque con 60.000 litros, de los cuales se redespacharán 18.000 para Santiago y otros 12.000 para el interior de la provincia “. Y se señalaba que este combustible serviría para hacer frente a dos días de consumo al nivel de ese momento. La situación se fue normalizando con el pasar de los días, poco a poco vagones fueron llegando a la provincia y se recuperaron las existencias de combustible. No se aclaraba de dónde provenía el combustible porque algunos convoyes venían directamente de Santa Fe y otros de Salta.

Aclaración

Un párrafo aclaratorio, sobre aquellos hechos, por parte del superintendente del ferrocarril del Estado, Alejandro Sangenis merece ser rescatado. El funcionario dejó constancia que “los vagones tanque despachados en Salta con destino a Santa Fe fueron girados conforme a las instrucciones de los cargueros, de tal modo, agregó que en ningún caso pudieron ser enviados con aquel destino vagones consignados a Tucumán”. De esta forma el representante ferroviario indicaba que la responsabilidad de aquella situación no podía ser achacada a los ferrocarriles que cumplieron su trabajo reglamentariamente.