No parecía el momento adecuado para experimentar. Atlético Tucumán estaba a un triunfo de conseguir su boleto para la próxima Copa Sudamericana (aunque dependía de otros resultados) y para enfrentar al “globo” la dupla decidió plantar un 4-3-3, con Joaquín Pereyra y Mateo Coronel jugando casi como extremos. Y eso lo llevó a perder el peso en la generación de juego.

El “10” se posicionó por derecha con el perfil cambiado y casi no gravitó. Por la otra banda, Coronel estuvo errático; apuntó siempre a jugar individualmente. La jugada personal, luego de aprovechar una mala salida de Fabio Pereyra, fue lo más importante para él en el partido. Pero ni siquiera eso lo terminó de “enchufar”.

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En el medio, Acosta y Sánchez estuvieron muy replegados, arrancando al lado de los centrales. Por eso el doble “5” de Diego Martínez jugó con comodidad.

Echeverría y Carrizo fueron el equilibrio perfecto para la visita, pese a que fue un doble pivot improvisado por la lesión Fattori; y que la posición natural de Carrizo sea la de lateral por izquierda.

Sin una de sus figuras, el técnico del “globo” propuso un 4-2-4 con Soñora y Fértoli partiendo como volantes y apostando a la velocidad de Pussetto y Mazzantti que jugaron cerca de los centrales “decanos”.

Es probable que el gol tempranero de Tobio haya cambiado los planes de ambos equipos. Con el triunfo parcial, Huracán decidió jugar cerca de Lucas Chaves y la línea de cuatro funcionó  a la perfección.

Atlético nunca pudo aprovechar el espacio que había entre Souto y Soñora por la derecha de la defensa visitante. Orihuela casi siempre estuvo solo, pero se mostró irresoluto cuando tuvo pelota, tiempo y espacio. Para colmo, por esa banda Coronel siempre estuvo impreciso. Por eso no se entendió la decisión de la dupla de recostar a Pereyra por la otra banda.

En el complemento, y pese a ir perdiendo 1-0, el cambio de esquema recién llegó a los 28 minutos cuando Coronel le dejó su lugar a Menéndez. Ahí apareció el doble “9”, que ganó muchas veces por arriba en el área visitante.

A los 40’, el cambio de Sánchez por Carrasco terminó de definir la historia a favor del “globo”. Pereyra, que había empezado como extremo por derecha, se cerró para ocupar el círculo central aunque sin sentir la marca como el recién reemplazado.

En una patriada de Bianchi, Cóccaro recuperó la pelota; corrió de frente al arco y le cedió el gol a Alfonso, que definió cruzado.

Las estadísticas marcan que Atlético tuvo nueve remates al arco y Huracán sólo cuatro. Chaves fue una de las figuras del partido; pero los partidos se ganan con goles y, en ese aspecto, el “decano” fue muy superado por el “globo” que fue efectividad pura.