“La música más que una salida, es una compañera eterna. Un sostén, en las buenas y en las malas”, responde Mateo Sujatovich.

El músico creador de Conociendo Rusia estará esta noche a las 21 en el Teatro Mercedes Sosa (San Martín 479).

El año pasado se presentó en el mismo lugar, pero ahora será un show de Conociendo Rusia Solo, porque únicamente estará él sobre el escenario, con un piano y un par de guitarras. El tour Solo viene recorriendo otros países y otras ciudades, con las canciones que muchos conocen, pero en otras versiones.

“Mis referencias van de los Beatles a Roberto Goyeneche. De Joni Mitchell al Potro Rodrigo. De Eric Clapton a Mercedes Sosa,” responde ante una pregunta de LA GACETA.

“En este mundo tan desigual, la música sigue dando frutos bellos y uniendo a la gente cantando en un mismo recinto”, reflexiona, cuando se le recuerda que había dicho “cuando tengo una situación difícil siento que la música es una salida hermosa; me ayuda y encima se transforma en una producción discográfica”.

El grupo bajo su liderazgo se creó poco antes del inicio de la pandemia de covid, por lo que ese tiempo fue aprovechado para la creación: “componer es de las pocas cosas que se podían hacer para no enloquecer y aquí estamos”. “Ahora llegó la etapa de salir a mostrar lo que tenemos”, dice.

Mateo Sujatovich nació en un ambiente musical, casi se podría decir que lo artístico está en ADN y sus canciones son como una manera que encontró de funcionar. Su padre Leo fue tecladista de Spinetta Jade y su abuela Pocha, la maestra de piano de Charly García.

“Conociendo Rusia”, “Cabildo y Juramento” y “La dirección” son los álbumes que produjo acompañado con Nicolás Btesh (en sintetizadores y coros), Guille Salort (en batería) y Fran Azorai (en teclados). Pero también lanzó otros sencillos como “Mundo de cristal”, “No aguando más” y el tema “Tiempo de sueños”, de David Lebón.

Transitando entre el rock y el pop, con un toque de tango y de balada, sus composiciones recorren una experiencia muy personal. “Hacer rock-pop en esta época, y del modo en que yo lo hago, es traer algo de nuestra historia, la historia del rock argentino. Es algo natural para mí”, comenta.

- ¿Hay un algún límite en esos cruces de géneros que realizas?

- Disfruto mucho de los distintos géneros. No creo tener límites, me permito todo en la música. Creo que tengo muchos discos por hacer en mi vida, y que a lo largo de mi historia iré teniendo distintos desafíos y deseos para encarar. En esos desafíos estoy seguro que me voy a empapar de distintos géneros. Mis canciones son historias cotidianas, miradas y reflexiones. Y por alguna razón hay gente que se copa con eso. Es un día a día en forma de canción.

- Entre esos desafíos, estar solo debe ser uno.

- Estar solo en el escenario es algo espectacular. Es uno de esos desafíos que hace tiempo tenía ganas de llevar a cabo. Redescubrir mis canciones, volver a visitarlas desde su lugar más íntimo y poder cantárselas a la gente desde ese espacio. También esta intimidad permite una interacción mayor con el público, que es algo que me divierte mucho. Es como si me sentara frente a frente con el público en mi casa, invitándolo a un diálogo íntimo.