Es increíble lo sucedido en el balcón de la Casa de Gobierno de Tucumán el domingo. El supuesto dirigente y locutor Exequiel Rodríguez salió a violentar el festejo por el triunfo de Javier Milei. El periodista Matías Auad (LA GACETA), le preguntó si estaba bien lo que hacía y respondió de forma intransigente que él era peronista. Pocas horas más tarde y probablemente sin conocer estos hechos, que afirman sus razones, el Presidente electo anunció que no cree en los canales de propaganda oficialista y que los privatizará. De inmediato los empleados de Télam, Radio Nacional y la TV Pública emitieron un comunicado. La noche del domingo terminó con jóvenes libertarios dando muestra de civismo y limpiando la plaza. En el interior de la casa de gobierno Jaldo, Acevedo, Chahla y compañía no dijeron nada al respecto de este señor, pero emitían sus respetos a la voluntad popular. Estoy seguro que Don Fernando Riera o Celestino Gelsi a este locutor o dirigente lo llevaban del balcón a una comisaría. Parecería ser que más que una grieta o la implosión de una casta, en estos tiempos estamos volviendo de forma cíclica a dirimirnos entre la civilización y la barbarie.

Emiliano Abregú            

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