En la lucha contra la inseguridad, no sólo importa qué se hará, sino que es clave el cómo se lo hará. Hasta aquí no hay nada nuevo bajo el sol. Sólo se enunciaron algunas ideas, faltaron los proyectos. Justamente, eso es lo que se necesita: planes que se mantengan con el correr del tiempo y no que se reformulen cada cuatro años.

Para no recurrir a fórmulas mágicas o soluciones importadas es necesario hacer un diagnóstico de lo que sucede en las calles del país. Cómo detener el incremento de robos y de los homicidios es una de las materias pendientes en casi 40 años de democracia.

Pero ahora hay otra realidad que muy pocos se atreven a hablar: la irrupción y el crecimiento de las grandes organizaciones criminales que tienen lazos internacionales. El narcotráfico es uno de ellos. En 2023 se batieron todos los récords de secuestro de droga. No mejoraron los controles, sino que se incrementó el tráfico de sustancias.

Además hay otros problemas relacionados con la seguridad y que tampoco formaron parte de la campaña. La necesidad del fortalecimiento de la Justicia -especialmente la nacional-, solucionar la crisis carcelaria e iniciar el debate de algunas leyes. Durante la campaña hubo mucho humo. Los candidatos hicieron anuncios basándose en lo que quería escuchar el electorado y no en lo que realmente se puede hacer. Por ese motivo, en materia de seguridad, nada es seguro.