Taylor Swift debía realizar esta noche su segundo show en Río de Janeiro, pero el espectáculo fue suspendido tras la muerte de Ana Benevides, la fanática que falleció en el recital del viernes.

La joven tenía 23 años, era estudiante de Psicología y vivía en Mato Grosso do Sul, Brasil. Según se informó, la causa de la muerte fue un paro cardíaco provocado por deshidratación.

Benevides llegó al estadio Engenhão Nilton Santos a las 11 de la mañana y presenció el comienzo del espectáculo. Se desmayó durante las primeras canciones y fue trasladada a un centro asistencial instalado en el recinto. Los médicos intentaron reanimarla, pero no pudieron resistir el paro cardíaco y fue declarada muerta.

Según informaron los bomberos de Río de Janeiro, más de 1.000 fans se desmayaron a lo largo del día mientras esperaban el espectáculo de la cantante estadounidense y también durante la actuación. La temperatura en el estadio alcanzó los 60 grados, lo que provocó una ola de calor que afectó a los asistentes.

Taylor Swift detuvo el espectáculo para atender a las personas que se ahogaban en la valla. Incluso pidió a su staff que repartieran botellas entre el público.

La noticia de la muerte de Benevides se divulgó rápidamente a través de todas las redes sociales, y quienes conocían a la joven comenzaron a despedirla con mensajes y apuntando contra T4F, la compañía de entretenimiento en vivo encargada de los shows de Swift en Brasil.

La publicación de Taylor Swift en Instagram

Los asistentes al recital denunciaron que si bien venden agua en el estadio, el vaso es muy caro. Otro reclamo es que no hay puestos hidrantes dedicados exclusivamente a cubrir este tipo de situaciones.

Según la página web de la gira, sólo se permitía la entrada de barral. También se permitían productos comestibles como bálsamo labial, un cargador portátil y un cable para cargar un teléfono móvil, medicamentos con informe médico/receta, maquillaje y una cámara instantánea, pero no agua.