Un hombre que busca limpiar su nombre toma la identidad de un sacerdote. Sin conocimientos de liturgia, se vuelve el párroco de un pueblo muy religioso. Pero lejos de entrar en papel, cae rendido a los pies de una joven. Sí, se enamoran, pero se enfrentan al peor de los amores, uno prohibido. Con ese argumento y con unos pocos detalles más, Paz Martínez se sentó a escribir: “prohibido nuestro amor/ ¿y qué?/ los dos sabemos el por qué/ los sueños que vivimos pueden más/ que lo que digan todos los demás”. En poco tiempo, construyó la cortina musical de telenovela argentina más icónica del siglo XXI: “¿Y qué?” sonaba en cada apertura de la recordada “Padre Coraje”.

Corría el año 2004. La ficción en la Argentina todavía vive su época de oro. Polka comienza a gestar una telenovela ambientada en 1952, en un pueblo imaginario. ¿Los protagonistas? La dupla Facundo Arana y Nancy Dupláa. Una historia fuerte que necesitaba un leitmotiv del mismo calibre. ¿Quién más para hacerlo que el rey de las canciones? No hubo dudas, tenía que ser él. Y, una vez más, fue un éxito. “Me ha dado muchas alegrías”, dirá luego Paz a LA GACETA. Y no sólo fue un suceso en la televisión, sino que se convirtió en un clásico de la música nacional. Ah, también le ganó el premio Martín Fierro 2004 a Mejor Cortina Musical, venciendo en ese rubro nada más (y nada menos) que a Gustavo Cerati (la telenovela, en tanto, se alzó con el deseado Martín Fierro de Oro).

Ahora, ¿cómo se construye un suceso de estas características? No hay una receta mágica, dirá su autor. Pero seguramente él tiene la clave. O, más bien, está claro, él es la clave. Para 2004, Norberto Alfredo Gurvich (tal es su verdadero nombre) ya era -desde hacía décadas- uno de los compositores más prestigiosos de la república.

Su origen tucumano se remonta al 23 de abril de 1948 y su comienzo musical en el Trío San Javier hasta 1982, cuando comienza su imparable carrera solista. Fue nombrado Personalidad Destacada de la Cultura por la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y Ciudadano Ilustre de Tafí Viejo, el Congreso de la Nación le otorgó las distinciones Domingo Faustino Sarmiento y Juan Bautista Alberdi en reconocimiento a su trayectoria artística, y en Estados Unidos recibió tres premios Billboard, entre muchos otros reconocimientos.

SOLISTA. Paz Martinez, en una de sus visitas a LA GACETA luego del furor de “Amor pirata” (1988)

En su haber posee alrededor de 700 canciones recordadas y cantadas por generaciones hasta ahora: “Amor pirata” y “Qué par de pájaros” se hicieron conocidas en su voz, pero también escribió hits para artistas de todo el mundo: “Piensa en mí”, “Me das cada día más” y “Ámame en cámara lenta” para Valeria Lynch; “Roja boca” y “Entre la tierra y el cielo” para Los Nocheros; “Agua, fuego, tierra y viento” para Mercedes Sosa... Podríamos seguir horas enumerando éxitos; sus canciones han sido grabadas por Rodrigo, María Martha Serra Lima, Luciano Pereyra, Paloma San Basilio, Estela Raval, Armando Manzanero, Pimpinela y hasta la mismísima Madonna. ¿Cómo no pedirle una cortina musical?

Prohibido nuestro amor...

Paz se consagró en 1990 como autor de canciones de novela. “Una lágrima sobre el teléfono” (para la memorable teleserie de Alberto Migré “Una voz en el teléfono”) fue el punto de inflexión. Más cercano en el tiempo también escribió “Mujer de nadie”, para la serie de 2008. Pero -dice- la que mayor satisfacción le da es “¿Y qué?”. El motivo es claro: le dio su primer Martín Fierro.

“Primero me encontré con la historia, que era como un amor pirata; una relación, rara, con un cura que no era cura, pero me animé. Lo primero que hice fue pensar una imagen, como una fotografía de la situación. Una vez que la tuve, y como siempre digo, ya la canción está terminada”, cuenta desde Buenos Aires Paz a LA GACETA.

“‘Qué hablen/ te lo juro, me importa poco’ (recita). Eso ya va marcando la situación... Hacer una canción es como una relación de amor, al menos como era en mi época. De movida no podés ir y darle un beso a una chica, no se podía... tenías que ir de a poco. Así es componer; tenés que desarrollar la historia hasta llegar al estribillo, que es el clímax. Y tenés que ir eligiendo bien los latiguillos que van en los estribillos, porque eso es, en general, lo que pega en la gente. ‘Nos van a lapidar’, por ejemplo, tuve muchas dudas en ponerla, porque ‘lapidar’ no es una palabra conocida. Pero era lógico, es algo que se utiliza en algunas culturas para castigar a alguien que ha cometido alguna infracción. Y sí... por ese amor los podían lapidar”, relata sobre el proceso creativo de aquella historia.

Su canción fue la elegida para encabezar la novela, que contaba con una inolvidable banda sonora que también incluía temas interpretados por Ricardo Montaner, Nat King Cole, Glenn Miller, Tita Merello y Nacha Guevara.

REPERTORIO. Paz tiene más de 700 canciones compuestas.

Paz no tiene estudio en casa -advierte que es porque no le gusta- y para componer sólo necesitó un lápiz y un papel. “Tengo todo en la cabeza; y cuando la canción aparece, me sale en combo, con la letra y la música, todo junto. Sé que muchos autores le tienen temor a la hoja en blanco, pero yo nunca le tuve miedo; sé que alguna cosa me va a enseñar”, comenta.

Una vez que tuvo el tema listo, no pudo sentir si se trataba de un éxito. “Para eso tienen que coincidir muchos factores; para mí, el éxito de una canción tiene tres patas: el artista, que tiene que ser importante, ¡e imaginate si encima va en una telenovela que se emite en horario central!; después, el marketing que apoya la canción y, tercero, el valor intrínseco de la canción. Una canción normal puede ser éxito cantada por un artista extraordinario, pero estoy seguro que si él graba una gran canción, el éxito va a ser mayúsculo”, resalta.

Amores como este

A lo largo de las décadas, al Paz lo han parado sus fanáticos en la calle millones de veces: “con tus canciones me he enamorado”, “tu canción me ha acompañado en mi peor momento”... Son miles las anécdotas que conserva gracias a sus composiciones. “Me he llevado sorpresas tremendas; me pasó de estar en una iglesia y que el coro cante ‘Piensa en mi’. Es una canción de amor, para otra persona, que toma valor; en la Iglesia se la cantan a Dios. Es como si Dios te estuviera diciendo ‘cuando estés desorientado/ piensa en mí’. Casi me pongo a llorar ese día -recuerda-; y ese es mi legado de canciones. Yo le canto a la emoción, a unos ojos hermosos, a la vida... ese es mi mensaje, y es lo que soy. Paz Martínez es un señor, un personaje, al que yo le presto el cuerpo, y estoy muy feliz de que mis canciones formen parte de la memoria popular de la gente. Pero Paz es el que aparece en la tevé y arriba del escenario; cuando bajo vuelvo a ser Beto. Nunca me comió la fama. Y para mí algo mucho más valioso: los afectos”.

VIGENTE. Paz Martinez tiene más de 40 años de trayectoria musical.

Y entre las miles de recuerdos que le quedan por sus canciones, él resalta uno, propio, que conserva en lo más profundo de su corazón. Justamente con “¿Y qué?”. “Siempre que competí en los premios Martín Fierro, nunca me la hicieron fácil en la terna. Y en este caso en particular, competí con Gustavo Cerati y con Vicentico. Yo estaba en la fiesta y lo vi a entrar a nuestro inolvidable Gustavo, con un saco de colores a cuadros... y dije, para mis adentros, ‘chau. Si vino, es porque gana’. Y me equivoqué; cuando gané, agradecí el premio, como corresponde, y cuando bajo para irme a mi mesa, me para él y me saluda. Me da un abrazo y se ríe: me contó que había estado con unos amigos músicos en Monte Grande, dónde yo vivía en esa época. Él les dijo que no se podía quedar ahí porque tenía que venir a los premios. Le preguntaron con quién estaba ternado, y cuando él dijo que con Paz Martinez, le dijeron ‘perdiste’. Pero igual fue... Eso demuestra la humildad del talentosísimo Gustavo”, recuerda.

En el tintero

“¿Y qué?” no es una canción cualquiera. Habla de un amor imposible, de una pasión prohibida. “Debo tener grabadas más de 300 canciones, y te aseguro que el porcentaje de canciones que hablan de la infidelidad son muy pocas, pero no sé por qué motivo, por qué extraña razón, pegan”, reflexiona. Y es cierto: sus mayores éxitos tienen que ver con esa temática. ¿Quién no ha cantado “Qué par de pájaros”? ¿Quién no se ha sentido fugitivo con “Amor pirata”?

Paz ha escrito de todo y a todas las formas de amor posibles. A sus 75 años, la pregunta inevitable es si todavía le dan ganas de componer. Y la respuesta es un profundo sí; de hecho tarda en atender a LA GACETA porque estaba “dando vueltas” con un nuevo tema que está escribiendo.

“Las historias se me vienen a la cabeza, yo no las busco. Soy un buen observador de la realidad. La que estoy componiendo es una canción que hace 50 años que intento escribir; iba a la casa de mi novia, ahora mi mujer, y en su cuadra, antes de llegar a su casa, a mano derecha, había unos árboles con aromas. Ese día dije que tenía que escribirle una canción a los perfumes, a las fragancias. Intenté escribirla muchas veces, pero recién ahora encontré la manera, y en algún momento la voy a terminar -asegura-; puedo dejar de cantar, en algún momento, aunque el registro lo tengo igual, pero dejar de escribir es imposible”.

OTROS TIEMPOS. Paz, fotografiado en 1989. En esa época, sus composiciones ya eran codiciadas por intérpretes de todo Hispanoamérica.

Nunca dejará la composición, dice, porque el amor no pasa de moda, y porque con sus canciones presta servicio. “Los seres humanos necesitamos amar; el mejor momento para una persona es cuando estás enamorado... Mi mamá nunca quiso que yo cante; ella quería que siga estudiando y me reciba de médico. De hecho, me apasiona la medicina hasta el día de hoy; quería ser médico para ayudar a la gente. Y me di cuenta que, a través de mis canciones, lo puedo hacer”.