Como tantas otras tendencias, las redes sociales difundieron y pusieron en auge una práctica que parecía perdida: el crudismo o crudivorismo. Se trata de un tipo de dieta que –según alegan sus promotores– guarda un sinfín de beneficios. Sin embargo, existen claros peligros en una alimentación de este tipo.

El crudismo es un estilo de alimentación basado en el consumo de alimentos sin cocinar y no procesados. Los crudistas sostienen que cocinar los alimentos destruye sus nutrientes y enzimas naturales, por lo que no cocinarlos es más saludable y nutritivo.

Cuáles son los riesgos del crudismo

Si bien los crudistas alegan que su ingesta tiene beneficios como la reducción de la inflamación, el aumento de la energía o la mejora del control de azúcar en sangre, es cierto que comer alimentos que no tengan cocción presenta otros puntos en contra.

Los alimentos crudos pueden contener microorganismos dañinos como bacterias, virus y parásitos que pueden causar enfermedades. Entre ellas se encuentran:

Salmonelosis: una enfermedad causada por la bacteria Salmonella que produce síntomas como náuseas, vómitos, diarrea y fiebre.

Escherichia coli: es una bacteria que causa síntomas similares a los de la salmonella. En casos más graves puede producir insuficiencia renal.

Listeria: una bacteria que puede causar meningitis, septicemia e infección del tracto urinario.

Toxoplasmosis: es una enfermedad causada por el parásito Toxoplasma gondii y produce síntomas leves e incluso imperceptibles. Sin embargo, la toxoplasmosis puede ser grave para las mujeres embarazadas.

Los alimentos más propensos a estar contaminados son las frutas y verduras –que pueden tener parásitos que se encuentran en el suelo–, pescados y mariscos, huevos crudos y lácteos sin pasteurizar.