Para conocer la tendencia de la superficie cultivada con trigo y con garbanzo, los investigadores de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) realizaron un estudio comparativo que concentra la información de las campañas de 2014 a 2023.

El agua almacenada en el perfil del suelo, a partir de las lluvias estivo-otoñales, juega un rol importante en el desarrollo de los cultivos de invierno, y es uno de los principales factores que influyen al momento de decidir la siembra de estos. La mayor disponibilidad de humedad en los suelos en la presente campaña posibilitó el aumento de superficie de los cultivos de trigo y de garbanzo en la provincia, mientras que la escasez de precipitaciones estivo-otoñales en campañas anteriores determinó reducciones de la superficie implantada, como lo demuestra la evolución de la superficie con trigo y garbanzo en la última década.

Respecto de la superficie con trigo, la serie se inicia con alrededor de 80.000 hectáreas en 2014. Posteriormente se detecta una tendencia alcista que se mantiene hasta 2017, ciclo en que se registra el máximo de la serie (121.750 ha). En 2018 se produce una marcada reducción de la superficie (un 40%), que coincide con la predominancia de suelos con bajos perfiles de humedad al inicio de campaña. En 2019 se observa un leve aumento (un 23%); en 2020 se registra nuevamente una caída (un 7%). El ciclo 2021 presentó valores prácticamente similares a los del 2020. En la campaña 2022 se constata un nuevo decrecimiento de la superficie cultivada (un 20%), con lo cual se llega al valor mínimo de la serie (66.030 ha). En 2023 se detecta un aumento (un 23%), con un valor de superficie cercano al registrado al inicio de la serie.

En cuanto al cultivo de garbanzo, la serie se inicia con el valor mínimo (8.310 ha). En 2015 la tendencia se vuelve ascendente con un aumento del 72%, para revertirse en 2016, con una merma del 21%. En 2017 se constata un incremento (un 47%) y en 2018 se registra un leve aumento en relación a la campaña precedente (un 5%). En 2019 se detecta un decrecimiento (un 31%), con una importante merma en la superficie respecto del ciclo precedente. En 2020 y en 2021 se aprecian leves subas en relación a la campaña anterior. El ciclo 2022 presenta un leve decrecimiento (un 4%); y en 2023 se constata un importante aumento (un 39%), con lo que se alcanza el máximo del período analizado, con un valor levemente superior al registrado en 2018.