Los candidatos Sergio Massa (Unión por la Patria) y Javier Milei (La Libertad Avanza) competirán el domingo, voto a voto, para gobernar la Nación por los próximos cuatro años. Cosecharon la mayor cantidad de sufragios en las elecciones generales del 22 de octubre, pero no los suficientes para imponerse en primera vuelta (más del 45% o 40% con una diferencia mayor al 10% sobre el segundo, según fija la Constitución). Por segunda vez en su historia, la Argentina definirá a su presidente en un balotaje.
El balotaje, un procedimiento con origen francés, fue incluido en el sistema electoral argentino en dos ocasiones: por la dictadura militar en 1972 y por la reforma constitucional de 1994, que es la que se encuentra vigente. Hay más de una docena de provincias que contemplan este tipo de definición en su legislación, no es el caso de Tucumán.
Como ninguna de las dos fórmulas presidenciales reunió los requisitos de los artículos constitucionales 97 y 98, se aplica el artículo 96 de la Carta Magna. Este establece que la segunda vuelta deberá llevarse a cabo dentro de los 30 días posteriores a la última elección. Participarán los binomios más votados en la primera instancia, siendo vencedor quien obtenga la mayor cantidad de votos afirmativos válidamente emitidos (artículo 151 de la Ley 24.444). La Cámara Nacional Electoral fijó el 19 de noviembre como la fecha final para ir a las urnas.
¿Cuál es el sentido del balotaje?
El constitucionalista Alfredo Vítolo lo explica con claridad. “Cuando los constituyentes de 1994, con antecedente en la efímera reforma de 1972, establecieron la elección presidencial directa a dos vueltas, tuvieron como objetivo crear una fuerte base de sustentación popular al Poder Ejecutivo, a fin de evitar gobiernos débiles que pudieran resultar vulnerables ante las –lamentablemente recurrentes– crisis políticas de nuestro país. El sistema de doble vuelta electoral fomenta el pluralismo político, permitiendo que el presidente surgido de la segunda vuelta posea fuerza política suficiente por contar con la mayoría del voto popular, y modera las posturas extremas”, expuso en un reciente artículo en La Nación.
Cabe aclarar que en esta definición el voto en blanco no tendrá ningún tipo de gravitación o injerencia en el resultado final. Es decir, es que el voto en blanco es completamente válido pero no favorece ni perjudica a ningún tipo de candidato. Es uno de los métodos que tiene el electorado de abstenerse de elegir entre las propuestas formuladas, expresando así su disconformidad con los postulantes o sus propuestas.
Será la segunda vez en la historia del país que se defina al Presidente y al Vicepresidente en un mano a mano. La primera y única vez que se realizó un balotaje en una elección nacional fue en 2015, cuando Mauricio Macri (Juntos por el Cambio) derrotó a Daniel Scioli (Frente de Todos). El ex jefe de Gobierno porteño cosechó el 51,34% de los votos contra los 48,66% que sumó el candidato oficialista. Macri ganó por casi 700.000 boletas.
En 2003, el país estuvo muy cerca de llegar a la instancia del balotaje para definir a su jefe de Estado. La dupla Carlos Menem - Juan Carlos Romero sumó el 24,45% de los votos y la de Néstor Kirchner - Daniel Scioli obtuvo el 22,24%, por lo que debía realizarse una segunda vuelta electoral. Sin embargo, el riojano renunció a sus aspiraciones y el santacruceño fue declarado presidente por la Cámara Nacional Electoral.
Algo similar había sucedido en 1973, cuando Héctor Cámpora fue electo presidente tras la decisión del radical Ricardo Balbín de no participar en la segunda vuelta. En aquel entonces había segunda vuelta si ningún candidato reunía más del 50% de los sufragios. El radical optó por no presentarse en el balotaje luego de que su contendiente obtuviese el 46,5% de los votos.
Contemplando los distritos provinciales, la segunda vuelta estuvo presente en 37 oportunidades en nuestro país para elegir las máximas autoridades, según un informe de la Fundación Bicentenario. El sistema tuvo su origen en Francia durante el siglo XIX, cuando Napoleón III lo instaló para una elección legislativa.