“El 10 de diciembre yo tengo la responsabilidad y la obligación de gobernar para todos los argentinos, para los que me voten y los que no me voten, para los gobernadores que sean de mi fuerza política y los que no. Creo que el cambio más importante que podemos construir desde el 10 de diciembre es cerrar definitivamente la grieta y construir un gobierno de unidad nacional”. Así lo expresó Sergio Massa, candidato a presidente por Unión por la Patria y ministro de Economía, durante una charla con periodistas de varias provincias, en un encuentro federal con medios de prensa.

- ¿Tiene algún plan para redistribuir los subsidios al transporte público de pasajeros, hoy concentrado casi en un 80% en el AMBA y un 20% en el resto del interior del país? Es lo que la consultó LA GACETA a través de Indalecio Sánchez.

- Separemos calidad de servicio de recurso de subsidio, porque el recurso lo administra la Nación. La reglamentación, la regulación y el control del transporte lo hacen las provincias y los municipios. Lo primero que quiero es contar que ya cambiamos gran parte de esa matriz que venía distorsionada. En 2018 los gobernadores renunciaron al subsidio al transporte. Y en 2020, con la aparición de la pandemia, volvimos a poner en marcha mecanismos de subsidio, en teoría para compensar la caída que representaba para las empresas la pérdida de pasajeros, porque había pandemia y estábamos todos encerrados. Ahí volvió a nacer la discusión sobre el subsidio al transporte, pero la gran mayoría de quienes hoy son gobernadores renunciaron expresamente en el consenso fiscal que firmaron con Macri en 2017. A pesar de eso, yo tomé la decisión entendiendo que hay una cuestión de costo, de salario indirecto, de aumentar el volumen de subsidio. Hoy ya estamos en 60-40, en 2024 aspiramos a estar en 50-50, pero hay una cosa que es central para nosotros, que es que la provincia o el municipio que quiera recibir el subsidio adhiera a la SUBE, porque si no, los subsidios van a empresarios que en lugar de poner la plata en mejorar los colectivos, las carrocerías, las cubiertas o el salario de los trabajadores, terminan haciendo, como pasó con algunos empresarios de acá de Gran Buenos Aires, contado con liquidación. O sea, jugando a la timba financiera con la plata del subsidio. En algún momento me enojé bastante, porque además citamos a las empresas y les mostramos que hacían con la plata del subsidio y ahí aceleramos el tema de que el subsidio tiene que ser nominado a las personas. En segundo lugar, respecto del costo del servicio: yo escucho al otro candidato que plantea esto de la eliminación del subsidio, y un tucumano tiene que saber que el boleto de colectivo le va a costar $ 725, el mismo que paga hoy $ 180. Un tucumano, un salteño, un santiagueño tiene que saber que con esto de la liberación de precio de nafta que plantea el otro candidato, el litro en el subsidio le va a costar 800 mangos de nafta común. Más, en el caso del norte, 60 mangos más por costo logístico.

- ¿En cuánto tiempo vamos a ver una recuperación en inflación y cómo lo va a lograr?

- Con un cambio en el sistema exportador, que naturalmente va a generar una revaluación de moneda, porque vas a tener mayor cantidad de dólares que ingresan -de los que venían ingresando-, y vas a tener el mismo volumen este año, a pesar de todos los problemas que dicen que tuvimos: uno de los cinco años con mayor nivel de importaciones en la historia económica argentina. Entonces, es muy importante que tengamos la capacidad de administrar ese crecimiento de las reservas, fortaleciendo nuestra moneda, porque eso no sólo va a bajar la inflación, sino que, además, nos habilita mejor crédito internacional para nuestras empresas, y mejor crédito interno para la gente. Por eso me animé a plantear en el debate el programa de un millón de créditos hipotecarios acordado por el sistema financiero.

- ¿Qué herramientas hay para combatir el narcotráfico en la ciudad de Rosario?

- No es solo un tema de Rosario. Es un problema de todos los argentinos. En Central Córdoba, histórico edificio del ferrocarril, se instalará la Agencia Federal de Investigaciones. Tres delitos van a perseguir: narcotráfico, trata de personas y corrupción con despliegue operativo de todas las fuerzas federales, Policía de Seguridad Aeroportuaria, Policía Federal Argentina, Prefectura y Gendarmería.

- ¿Qué rol va a ocupar Vaca Muerta en su gobierno?

- Primero, a mí me parece peligroso lo que Milei planteó sobre la venta de Vaca Muerta. Porque lo que desnuda es una ignorancia sobre la Constitución Nacional fenomenal. Porque Vaca Muerta es un recurso de Rio Negro, de Neuquén, de Mendoza. O sea, es un recurso de las provincias. ¿Qué va a hacer? ¿Va a intervenir las provincias? Vaca Muerta este año sostuvo el nivel de actividad económica. Todos saben la caída del nivel de actividad por la sequía, 21% del total de nuestras exportaciones perdidas. Increíble, ¿no? Un hecho de la naturaleza que impacta de manera brutal en la economía argentina, que devalúa nuestra moneda, que nos hace perder capacidad de crédito, pero que además golpea a las provincias. Piensen por un momento, otro año de sequía y la conflictividad que podría haber habido con el campo. Todo eso pasó sin un solo tractorazo. ¿No les llama la atención? Y los campos CF, Vaca Muerta, son parte del cambio definitivo de matriz económica de la Argentina. Ahí hay todo un tema para seguir trabajando con la tranquilidad de saber que las medidas que tomamos en los últimos 12 meses subieron 50% la inversión y derraman, porque todos piensan que Vaca Muerta derrama el Neuquén.

¿Usted va a hacer todo lo que dice que va a hacer?

Sí, porque es lo que siento que es mejor para el país. Yo no digo lo que voy a hacer como una cosa voluntarista. Es lo que creo que hay que hacer para que a la Argentina le vaya bien. Dios me dio la gracia de poder ocupar muchas responsabilidades, muchas. Tuve seis años de director de Anses. Me tocó jubilar a más de un millón y medio de mujeres que no tenían jubilación y que muchas eran víctimas de empleadores que no le habían hecho los aportes. Ahora necesitamos ponernos de acuerdo alrededor de 10 temas y comprometernos que esos 10 temas por lo menos por 10 años no los tocamos. Después nos quedan 60 temas para matarnos, discutir, pelearnos.