En una semana las urnas definirán si Sergio Massa (Unión por la Patria) o Javier Milei (La Libertad Avanza) será quien ocupe el sillón de Rivadavia. Entre dos opciones muy antagónicas, hay un sector del electorado que puede sentirse no representado. Los analistas estiman que el voto en blanco puede tener una elevada adhesión el 19. ¿Es un voto útil? ¿Favorece a algún candidato?
La politóloga y docente, Lorena Sarverry, remarcó que el voto en blanco es un sufragio válido que tiene la particularidad de ser interpretado como manifestación de disconformidad con las opciones propuestas. “En el balotaje, donde son dos las opciones, el voto en blanco expresa el desacuerdo con ambas fórmulas, partidos, candidatos, ideologías, propuestas, etc. Es una acción para que ese sentimiento y expresión cuente como rechazo, disconformidad o simplemente equidistancia entre ambas alternativas”, explicó a LA GACETA.
Cómo atenderá el Registro Civil de cara al balotajeManifestó que puede ser considerado útil o no. “El ciudadano se abstiene de elegir, expresando fielmente su voluntad, pero no cuenta a la hora de definir al próximo presidente”, advirtió. Y desarrolló: “en el balotaje solamente se computan los votos afirmativos válidamente emitidos para proclamar una fórmula ganadora. Por lo tanto, la utilidad depende del elector: si quiere que su voto realmente sume debe optar por una de las dos opciones”.
En una dirección similar se expresó Luis Karamaneff, doctor en Ciencias Políticas e investigador del Conicet. “Cuando alguien sale a la calle a manifestarse, no siempre sabe cuál es la respuesta o la política que debe implementarse para resolver lo que lo motivó a salir. Eso no implica que su manifestación sea inútil. Por el contrario, es la forma que una parte de la ciudadanía encuentra para expresarse. En el mismo sentido funciona votar”, dijo.
Balotaje 2023 y el último debate presidencial: ¿quiénes serán los moderadores del encuentro en la UBA?Indico que en el balotaje resultará vencedora la fórmula que más boletas obtenga, independientemente del porcentaje de votos blancos, impugnados o nulos. “Lo que suele señalarse como una ventaja con respecto al voto en blanco se aplica a la primera vuelta, donde importan los porcentajes -alcanzar el 40% con 10% sobre el segundo o el 45% para triunfar- porque la proporción de votos se divide sobre la cantidad total de votos afirmativos”, expuso.
Sarverry sostuvo que votar en blanco es “una opción totalmente válida”, a pesar de las críticas que puedan recibir esos electores o acusaciones de ser “tibios”. “Es muy diferente a no ir a votar, porque en Argentina el voto es obligatorio. Salvo excepciones contempladas en el Código Nacional Electoral, aquel que no concurre al acto electoral no sólo comete una infracción, sino que además expresa en cierto modo su desinterés por la elección presidencial. Son dos actos completamente distintos: si voto en blanco quiero manifestar mi desacuerdo con las dos opciones, si decido no ir a votar manifiesto mi apatía por el sistema electoral”, dijo.
¿Se incrementará?
Karamaneff consideró que es probable que se incremente el voto en blanco y que también se potencie la abstención electoral por el fin de semana largo, dado el descontento de algunos sectores de la población. “En ese contexto, votar en blanco es una opción posible y una manera de expresar una posición sincera. Quienes lo hagan, probablemente, hayan resuelto que ambas opciones son igualmente negativas y que no hay mayores riesgos de ruptura con ciertos consensos básicos que trajo la democracia”, indicó.
Sarverry analizó que si bien se visualiza un incremento, no hay que perder de vista que el 66% de los electores tomó postura por estos candidatos en las generales (36,68% Massa sumado al 29.98% de Milei) y que el promedio del voto en blanco de las últimas cinco elecciones ronda el 2,5%. “Por lo tanto, lo previsible es que aquellos electores que no votaron por estos candidatos analicen de manera racional qué tipo de propuestas son más acordes al tipo de país que esperan para los próximos cuatro años o bien decidan rechazar a uno inclinándose por el otro aunque no represente su mejor opción; es decir, por connotación sentimental elegir al menos malo o al que menor rechazo le genera”, avizoró.