Antes de llegar hoy a Central Córdoba para el show pautado para las 22, Fito Páez celebró en Salta los 30 años de "El amor después del amor" con un memorable concierto en el Estadio Delmi.
Fue como desempolvar un viejo cassette para escuchar, esta vez, en vivo y con miles de salteños, el disco más icónico de la historia del rock nacional.
A las 21.30, las luces se desvanecieron y, en cuestión de segundos, resonaron los cuatro golpes al hi-hat que inconfundiblemente marcan el comienzo de "El amor después del amor”. La banda apareció en el escenario, sin embargo, la voz de Páez parecía resonar en off, entrelazada con los contragolpes de la caja de ritmos y el glorioso teclado de su exitoso tema compuesto en la primavera democrática. Fito irrumpió en el escenario en el clímax del tema, dando inicio a una noche mágica desde lo emotivo e impecable en la ejecución.
"Gracias Salta, tantas cosas comenzaron aquí", exclamó el rosarino para ganarse una de las tantas ovaciones. El poder de convocatoria -como hace décadas- sigue intacto, repitiendo el logro ante fanáticos que ya peinan canas y una nueva generación de seguidores. Fito nunca dejó de sonar, ni en las radios que pasaban vinilos ni ahora que sigue subiendo discos a Spotify.
Antes de comenzar con el segundo tema, se sentó frente al piano, cruzó las piernas y, visiblemente emocionado, expresó: "Hay cosas que la inteligencia artificial no podrá reemplazar. Por eso, quiero dedicar este concierto a mi querida amiga Lucrecia Martel, al gran poeta del cancionero popular argentino Manuel Castilla y a mi querido Cuchi Leguizamón, uno de los más grandes de la música".
Resaltando los instrumentales de guitarra de Juani Agüero y las voces de Mariela Vitale Condomí, Fito demostró que este espectáculo no gira en torno a su consagración como cantante, sino más bien a celebrar "algo que es de todos", un mensaje que dejó escrito en cada rincón del país.
La mayoría de las canciones sonaron diferentes al disco de 1992. Los arreglos musicales fueron notables, especialmente el juego de vientos que dotó de fuerza y belleza a cada momento de esta primera parte del espectáculo, que duró exactamente una hora y media.
Los clásicos de Fito Páez
Tras un breve lapso de diez minutos, meticulosamente marcado por el reloj en la pantalla del escenario, el esperado retorno de Fito impactó con un torrente de clásicos del rock nacional. El público estaba ansioso por este regreso, que marcaba un punto cumbre en la noche llena de emociones.
El rosarino, como si desatara una caja de tesoros musicales, desplegó una selección de sus canciones más icónicas, verdaderos himnos de la cultura nacional. Desde los acordes inconfundibles de "11 y 6" hasta la energía desbordante de "Circo Beat", haciendo vibrar los cimientos del Estadio Delmi con una versión potenciada de "Ciudad de pobres corazones" y de "Mariposa Tecknicolor". Cada nota, cada acorde, cada estrofa resonó como un tributo al legado imborrable de la música nacional, consolidando la vigencia de las composiciones en el corazón de su público.
En un instante, Fito Páez resucitó en el escenario, evocando la figura del joven delgado, desgarbado, envuelto en rulos característicos de la década del 90. El público, cómplice en cada gesto, revivió junto al artista aquellas canciones que fueron el soundtrack de la vida de millones.
Después fue la transición a sus mejores baladas, verdaderos poemas para el oído. Fue la comunión romántica que siguió a la euforia roquera.
Dos horas de Fito en Salta
El show, que se extendió por más de dos horas, se volvió fugaz, pareciendo insuficiente ante la magia desplegada. El público conmovido siempre quiere más canciones. En el momento de los bises, cuando la gente creía que ya no habría más sorpresas, Fito culminó con "Y dale alegría a mi corazón", a capela, junto a un coro de miles de personas agitando brazos y con la certeza de que no todo está perdido... él vino a entregar su corazón.
"Salta de mi vida, me llevaste puesto", gritó con las manos extendidas, en un gesto entregado al viento y con un cariño que se percibe siempre genuino. Así transcurrió la noche en la que Fito y Salta demostraron que siempre puede haber amor después del amor.
El disco más vendido del rock nacional
El álbum El amor después del amor salió a la venta el 1° de junio de 1992, vendió 30 mil copias en dos días y 20 mil más en una semana. A fines de ese año alcanzó las 175 mil unidades vendidas, y a mediados de 1993 se convirtió en cuádruple platino. Es el disco más vendido en la historia de la industria discográfica argentina.
Fito Páez en Tucumán
Llega hoy a la provincia para presentar una reversión de los temas de “El amor 30 años después del amor”.
El músico tocará en el estadio Central Córdoba, a las 22.