La Policía Federal de Brasil lanzó una operación para desmantelar una organización que, se sospecha, estaba preparando una serie de actos terroristas, así como la tarea de reclutar brasileños para llevar a cabo actos extremos en el país. Según informó el medio brasileño “O Globo”, planeaban atacar objetivos pertenecientes a la comunidad judía, como edificios y sinagogas.

El británico “The Guardian” agregó que uno de los detenidos fue interceptado en el aeropuerto internacional de Guarulhos, en San Pablo, cuando arribó desde el Líbano.

“La Policía federal cree que traía información para pasar a su compañero acerca de la preparación de los ataques”; informó a su vez la cadena de televisión CNN Brasil.

Los federales ejecutaron además 11 órdenes de arresto en viviendas de personas vinculadas a los sospechosos arrestados, en Minas Gerais, Distrito Federal y San Pablo. Las autoridades dijeron que tanto los reclutadores como aquellos que se les unieron podrían enfrentar penas de más de 15 años en prisión por los delitos de formación o adhesión a organización terrorista y realización de actos preparatorios de terrorismo,

Los sospechosos estaban, según los reportes, vinculados al Hezbollah, el grupo armado que se define a sí mismo como un movimiento de resistencia dedicado a proteger al Líbano de Israel, apoya el pedido de un Estado Palestino y, como Hamas, tiene vínculos con la República Islámica de Irán.

La Unión Europeay Estados Unidos consideran a Hezbollah o su brazo armado como una organización terrorista, además de otros países como Argentina, Australia, Canadá, Reino Unido, Países Bajos, Francia, Israel,Baréin, el Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo y Egipto.

Bautizada como Operación Trapiche, la acción “tiene el objetivo de desbaratar actos de terrorismo y obtener pruebas del posible reclutamiento de brasileños para llevar a cabo actos extremistas en el país”, indicaron las autoridades en un comunicado.

Tentáculos en la región

La presencia de Hezbollah en Brasil ya había sido motivo de alerta entre los servicios de inteligencia de varios países.

El cerebro de los atentados de las Torres Gemelas, Khalid Sheikh Mohammed y el propio Osama Bin Laden estuvieron en Brasil junto a la Triple Frontera, desde donde se planearon los ataques.

El 11 de octubre -cuatro días después de la sangrienta incursión de Hamas en Israel, con la consecuencia de 1.400 personas muertas y más de 200 secuestradas-, la comandante del Comando Sur, Laura Richardson, emitió una alerta sobre las “intenciones malignas” de Hezbollah e Irán en Brasil y la posibilidad de atentados tanto de células durmientes como de “lobos solitarios”.

En 2014, la Policía Federal vinculó a Hezbollah con el Primer Comando de la Capital (PCC), un cártel descripto por el gobierno estadounidense como “el más poderoso grupo del crimen organizado de Brasil y uno de los más poderosos del mundo”. Según documentos policiales, Hezbollah ayudó a PCC a obtener armas, a cambio de protección para los prisioneros de origen libanés retenidos en Brasil. Los mismos reportes, que reprodujeron medios locales, indicaban que traficantes de armas libaneses allegados a Hezbollah ayudaron a vender explosivos que PCC había robado en Paraguay.

Los expertos creen que células de Hezbollah podrían volver a activarse en Brasil gracias a la red iraní, como ya ocurrió con los atentados de Buenos Aires en 1992 contra la embajada de Israel y en 1994 contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en los que murieron, en total 107 personas y cientos resultaron heridas.

Farouk Abdul Hay Omairi, sancionado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos e incluido en junio de este año por las autoridades argentinas en la lista enviada a Interpol de la red que posibilitó los atentados a la AMIA, aún vive en Brasil. Tras ser detenido por narcotráfico, Omairi está libre y vive en Foz de Iguazú.

En Brasil siguen activas las empresas de otro miembro de Hezbollah que figura en la lista de las autoridades argentinas sobre la AMIA, Salman Raouf Salman.