Alejados de sus partidos, pero no de su identidad política Federico Masso, ministro de Desarrollo Social, José Ascárate, secretario de Energía, y Raúl Albarracín, secretario de Gobierno, explicaron los motivos que los llevaron a aceptar el ofrecimiento del gobernador, Osvaldo Jaldo, para formar parte de la nueva gestión. En Panorama Tucumano, los tres funcionarios y descartaron que su llegada al Poder Ejecutivo representa una ruptura con sus principios políticos y remarcaron que la incorporación de distintos espacios a una gestión peronista forma parte de la nueva tónica que buscó imprimir el dirigente tranqueño al equipo de trabajo, a diferencia de Juan Manzur. Además, los tres dirigentes remarcaron que en su paso por la Legislatura pudieron registrar que la visión que Jaldo tiene de la política difiere considerablemente de la de su antecesor.

Trascender

El flamante titular del Ministerio de Desarrollo Social indicó que su llegada a este “gobierno transversal” obedece a la posibilidad de cambiar desde adentro la realidad que atraviesan distintos sectores de la población tucumana a partir de la pobreza y el desempleo. “A partir de mi militancia, cuando me ofrecieron estar en un ministerio en el que tenés que estar cerca de la gente para achicar las brechas sería incoherente no aceptar”, dijo el dirigente de Libres del Sur.

Sobre la labor que buscará llevar adelante en esta cartera, Masso aseguró que su objetivo es claro y es el de “iniciar un camino de políticas públicas para abordar las problemáticas que afronta la provincia”. Y aclaró que su límite en esta incursión será cuando se vea impedido de desarrollar su plan de trabajo. “Aceptar el cargo no es estar atado en el Estado y el resultado del desafío demostrará que uno está por trabajo y no por un cargo”, agregó.

En igual sentido, el dirigente reconoció que después de criticar las políticas alimentarias de la Nación y la Provincia ahora le toca ser el responsable de dicha política pública y detalló que ya decidió aumentar la partida a comedores infantiles y se encuentra trabajando para mejorar las condiciones de las cocinas comunitarias.

Interna radical

Las incorporaciones de Ascárate y Albarracín al Gobierno provincial despertaron un fuerte debate interno en el radicalismo tucumano porque hay voces que cuestionan su conducta y hasta piden la expulsión del partido centenario. Atento a estas circunstancias, Ascárate pidió la licencia de su afiliación, pero el tratamiento de dicho pedido está pendiente. El presidente del radicalismo, Roberto Sánchez, informó a LA GACETA que convocarán a una reunión de la Junta de Gobierno para tratar la presentación del legislador mandato cumplido. Aún no hay fecha para este encuentro.

“Yo no estoy actuando como militante de la UCR porque el ofrecimiento me lo hizo Jaldo a mí y no al partido. Y por eso solicité la suspensión de mi ficha de afiliación”, dijo el secretario de Energía. Ante las controversias generadas, el ex legislador reconoció que le molestan los planteos de quienes entienden que debe ser expulsado del partido por “haber aceptado desarrollar algo, como las energías renovables, que en la provincia no existe”. Y remarcó: “Las inconductas se tienen que juzgar, ahora no creo que sea una inconducta trabajar por el bien de la provincia porque un gobernador nos pide llevar a la práctica los proyectos que presentamos en nuestra etapa anterior”. Consultado sobre los motivos que lo llevaron a aceptar el ofrecimiento, Ascárate enfatizó que después de pasarse la vida “discutiendo sobre lo que otros hacen y no haciendo”, ahora quiso cambiar esa ecuación para “hacer lo que hace falta en Tucumán”.

El nuevo secretario de Gobierno de la provincia fue más enfático al momento de cuestionar a los correligionarios que critican su incorporación a la gestión de Jaldo y declaró: “Yo no fui funcional a Manzur. Nunca fui a Casa de Gobierno para ponerme a disposición del Gobierno, como sí lo hicieron los tres intendentes radicales y el presidente del partido”, afirmó. Y recalcó además que a diferencia del ex gobernador, el nuevo mandatario garantizó un “gobierno abierto, plural y participativo” donde se escucha a distintos sectores y donde no es necesario “ser un sumiso obsecuente” para ingresar a Casa de Gobierno.

En relación a esta nueva “impronta” del Gobierno, Albarracín destacó que después de años de divisiones y visiones sectarias, la nueva administración provincial tiene el objetivo de que gane la sociedad en conjunto y no un partido determinado. “Yo formé parte de la Legislatura que volvió a darle lugar a la oposición en la mesa de conducción. En un período de ocho años se generó una confianza sobre la posibilidad de trabajar en conjunto porque se entiende que existe la necesidad de ponernos de acuerdo entre quienes pensamos distintos o estamos en distintos espacios para no promover la sociedad de la grieta. Hoy, esto es una muestra de cómo podemos superar grietas poniéndonos de acuerdo sin renunciar a nuestros ideales”, concluyó.