1983. ¡Qué año para Argentina! La vuelta a la democracia, una inflación del 300%, el regreso de los exiliados, las librerías repletas de libros sobre la Guerra de Malvinas... Despidos, mucha pobreza y la creación de la moneda más fugaz de la historia nacional: el “peso argentino”. Raúl Alfonsín, ya presidente, se compromete a procesar a los integrantes de las Juntas Militares, y a dirigentes del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y de Montoneros. 1983 fue, quizá, uno de los años más convulsionados para el país, y sí, estuvo lleno de sombras, pero también de luces y de esperanzas.
En este contexto la música popular ocupó un rol fundamental. Los cantos, llenos de letras necesarias, se volvieron centro. Chicos y grandes se emocionaban y cantaban donde hubiera oportunidad aquellas canciones que representaban el fervor de una sociedad que veía la luz después de tanta oscuridad. “Los Dinosaurios”, de Charly García; “Todavía cantamos”, de Victor Heredia, o “Cómo la cigarra”, en la voz de Mercedes Sosa, inundaban las radios. Pero también ocupaba espacio una confesión juvenil que se convertía, celosamente, en el himno de una generación. “Qué difícil se me hace/ mantenerme en este viaje/ sin saber adónde voy en realidad…”, entonaba la nueva promesa del rock nacional, Alejandro Lerner. Hablamos de “Todo a pulmón” tema que rápidamente se volvió éxito, y que con el pasar de los años consagró al autor como uno de los más importantes de Latinoamérica.
“Tuvo una gran respuesta de los jóvenes de las universidades, porque era una canción que tenía una poesía profunda. No era para bailar, ni para divertirse; era lo que necesitábamos los jóvenes de esa época, poder expresar una necesidad más importante que divertirse: la lucha contra la represión, la falta de libertad y la falta de claridad en nuestro futuro”, dice en diálogo con LA GACETA Lerner, que se anima a realizar un viaje al pasado. Se reencuentra con aquel joven lleno de sueños; con ese “Ale” que anhelaba triunfar, pero que tenía miedo de perderse en el camino. A 40 años de “Todo a pulmón”, reconstruye la historia de la canción que lo convirtió en leyenda.
Qué difícil se me hace...
Ajustémonos los cinturones y levantemos vuelo hacia una Argentina muy distinta. Mientras en los cines se proyectan “Los extraterrestres” y “Los fierecillos se divierten”, de Alberto Olmedo y Jorge Porcel, Ale está solo en un departamento -prestado por el padre de una novia- en la calle Aguilar, en Buenos Aires.
Están él y su piano Chickering, el primero que pudo comprarse con su trabajo. Nada más. Es una noche de otoño, y en medio del silencio, una letra y una melodía aparecen en su mente. “Así empecé a escribir la poesía de ‘Todo a pulmón’ en una hoja de papel. Después me senté al piano, me puse a tocar, y lo primero que hice cuando terminé el demo fue mandárselo a Juan Alberto Badía”, recuerda.
Para aquel año Lerner ya había grabado su primer álbum de estudio, titulado “Alejandro Lerner y la Magia”, publicado con la compañía independiente “Raviol Records”. Se vendieron 180.000 discos y su nombre comenzó a sonar más masivamente. Gracias a eso y a su participación en el Festival BaRock (en el que interpretó “Mediodías con amor”, tema en el que critica a Mirtha Legrand y sus almuerzos en la tevé) su carrera despegó. “Como líder de La Magia, empecé a tocar en pubs y en lugares chiquitos, pero después volvieron los festivales de rock [...] y con la guerra de Malvinas y la dictadura, mi carrera empezó a explotar. Comencé a tener las primeras sensaciones de ‘ya no sos un ser anónimo, sino un muchacho de veintipico que camina por las calles y la gente lo empieza a reconocer”, cuenta.
“Cuando uno se empieza a hacer popular, aparece gente que te quiere firmar contratos, que te ofrece cosas, pero después te mienten. No sabés adónde vas; yo, lo único que sabía es que tenía una vocación, que hasta el día de hoy ha sido inquebrantable: no la de querer ser famoso, sino por hacer lo que a mí me gusta hacer -relata-; si te ponés a analizar la letra como una poesía, ves que es una confesión. No es un tema comercial, ni bailable ni romántico”. “Aparte, dice ‘pulmón’. No sé cuántas canciones hay en el cancionero mundial que usen esa palabra –reflexiona-. En esa canción escribo para documentar algo que me está pasando [...] ese día escribía con respecto a mi ideología, a la transa y a la prostitución. Aparte, la frase ‘todo a pulmón’ era una que mucha gente me decía: ‘ché, ¡la estás haciendo a recontra pulmón!’. Porque yo era un luchador, que venía de manejarme en forma independiente. Ese es el espíritu de la canción”.
Es una confesión, resalta más de una vez. Habla de lo difícil que es cargar con equipaje, porque “se hace dura la subida al caminar” y porque “esta realidad tirana que se ríe a carcajadas [...] espera que me canse de buscar”. Habla de sentimientos personales, pero que se extrapolan a cualquier persona. ¿Quién no se ha sentido perdido? ¿Quién no ha tenido miedo de perderse? ¿Quién no ha encontrado, en medio de tanta incertidumbre ‘un amigo en la carrera, una luz y una escalera’?
Pero “Todo a pulmón” también tiene una cuota de literalidad; él cantaba, literalmente, a pulmón. “Si ves el sobre interno del disco, dice que está dedicado a los asmáticos del universo. En toda esa etapa previa de shows en los pubs, se tiraba humo para las luces, la gente fumaba, y a mí me hacía mal a los bronquios. Entonces cantaba, pero tenía mi aparatito para el asma cerca; si no lo tenía, me ponía nervioso. Entonces (en el disco) hay un dibujito con la carterita de cuero que yo llevaba para sentirme seguro”.
Realidad tirana
Avenida Yrigoyen 2519. Buenos Aires. Luego del demo, Ale entra a los (ahora míticos) Estudios ION para grabar el tema que le dará luego nombre al elepé. Pero al joven tímido le cuesta el trabajo. “En esa época, por lo general, se grababan todos los instrumentos juntos para generar un sonido de banda. Pero yo estaba acostumbrado a cantar y a tocar el piano, no a grabar el piano y después cantar. Me sentía un pianista que cantaba, no un cantante. Entonces le pedí a un amigo que fuéramos al estudio; apagamos todas las luces y él me iluminaba con una linterna, para que yo creyera que estaba cantando en vivo. La versión que todos conocemos fue grabada así, tocada y cantando al mismo tiempo, iluminada con la linterna”.
Todo a pulmón, el disco, vio la luz en aquel 1983. “Salió de forma independiente. Alguien, que todavía no me acuerdo quién fue, me recomendó que me sacara una foto en pijama para la tapa... no tiene nada ver con nada -reflexiona-; una de las consagraciones de la canción fue que la haya cantado la negra Mercedes Sosa; y también fue un megaéxito en España, a través de Miguel Ríos, un cantante de rock español que se la llevó como si fuera de él”. Con el pasar de las décadas, el tema tuvo varias versiones por cantantes de la talla de las mexicanas Lupita D’Alessio y Alejandra Guzmán. El mismo Alejandro la regrabó en 2018 (para los 35 años de la canción) con Abel Pintos, Áxel, León Gieco, Lali, Rolando Santorio, Soledad y Sandra Mihanovich.
Mantenerse en este viaje
“Se transformó en un himno regional. Yo fui a Cuba, con una sola valija, y me quedé a dormir en casas de familias cubanas, para vivir la experiencia. Esto fue hace más de 20 años. Me alquilé un autito chiquito y recorrí distintos pueblos; un día me fui a un bolichito, que había en una de las ciudades, y empezaron a cantar ‘Todo a pulmón’. Yo estaba sentado en una grada y no sabía qué hacer; no sabía si decir que el tema era mío... no quería salir del anonimato –rememora-. En distintos países de Latinoamérica la siguen cantando chicos jóvenes que empiezan sus carreras y se sienten identificados con la poesía de la canción”.
“Todo a pulmón” ha sabido mantenerse a pesar de los años, y Ale cree haber encontrado la explicación. “Cuando uno se expresa honestamente, pasa los límites del tiempo. ‘Volver a empezar’ y ‘Todo a pulmón’ son dos canciones que van a perdurar, porque siempre vamos a estar en algún ciclo de nuestras vidas donde debamos volver a empezar o hacer las cosas todo a pulmón. Hacer las cosas todo a pulmón tiene que ver con el compromiso en todos los niveles: moral, ideológico, emocional y profesional. Es una forma de vivir, y yo creo que hoy si me preguntás, y quizá con la comodidad que me da haber crecido y haberme desarrollado profesionalmente, el ‘todo a pulmón’ es una constante”.
La fuerza de hacer todo
Alejandro se alegra de seguir, 40 años después, haciendo todo a pulmón. Todavía entrega cada nota, cada idea con la fuerza para dar hasta “el oxígeno de mi respiración”, como dice la canción. Y así se prepara para presentarse este 9 de noviembre en el Teatro Mercedes Sosa con su gira “Grandes Éxitos” (entradas en venta en teatromercedessosa.com). El espectáculo ya ha sido realizado en España, Colombia, Chile y hasta en Israel. “Lo que traigo es una banda espectacular, que por supuesto tiene el sonido de la historia por la que yo he pasado, desde rock sinfónico hasta temas más modernos y bailables como ‘Dame’, el que compuse para Luis Miguel. Y tiene momentos actuales, por supuesto, como un blues que escribí que se llama ‘Blues sin nombre’”, adelanta.
En esta gira presenta su más reciente grabación. “Se llama ‘A tu lado’. Es una canción de la que estoy muy orgulloso y muy feliz; es la última que le mandé al maestro Armando Manzanero, que ha sido uno de mis mentores”, relata y también da indicios sobre su nuevo trabajo, que tiene canciones compuestas en pandemia. “Tiene que ver con alternativas de mi lenguaje; se llama ‘Alterno’. Va a tener temas en los que voy a estar solo con el piano, o con orquesta, o con banda de rock, o con electrónica. Pero además en un tema va a estar Juanse; en otro puede aparecer El Polaco haciendo cumbia... Va a ser algo alternativo, que es un poquito una característica que siempre he llevado adelante; el no ser una persona estructurada que hace balada o rock. Hago todo de todo [...] creo que lo que se mantiene intacto es que soy un transgresor”.