Hay figuras y personajes que nacen trascendiendo las paredes de las diferentes iglesias y encuentran focos de culto a ultranza en los lugares donde fueron enterrados o asesinados. Los santos pueden ser algunos de ellos.

El perfil de sus fieles es tan heterogéneo, como las peticiones. A las imágenes, las rodean los fenómenos extraordinarios e inexplicables.

Esta es la historia de Pedrito Sanhueso, mártir y protector de los estudiantes que murió el 19 de mayo de 1963, víctima de violación y golpes. Su morada y santuario están en el Cementerio de la Santa Cruz, en la provincia de Salta.

Los familiares de sus compañeritos de curso dejaron una placa al pie de una estatuilla de un angelito, que reza: “No conoció padres, a los seis años subió a los cielos mártir y víctima de un monstruo humano. Rogad a Dios por su alma inocente. No lo olvidaremos más".

Desde ese entonces, y hasta hoy, el hijo de Ángela Sanhueso y del jefe del Destacamento Policial de la Estación Gobernador Solá, del Ramal C-14, comisario Julián Barbosa, es considerado como “protector de los estudiantes” y es visitado por personas de todo el país.

Sanhuesito, el santo que ayuda a aprobar: el angelito pagano 

De las diferentes partes de la tumba, cuelgan rosarios de todos colores, títulos universitarios, guardapolvos, juguetes y hasta vestidos de casamiento. Las paredes del improvisado mausoleo -donde descansa el cuerpo- esta garabateado con pedidos al milagroso niño.

Más de 70 placas de bronce y ciento de juguetes cubren el interior del tinglado-mausoleo. De la misma manera, se hacen presentes a los ojos de los visitantes ofrendas que el tiempo no pudo desgastar. Además en las paredes escriben la gracia que esperan recibir, el nombre de alguna persona o el lugar de donde visitan.

A menudo se ve grupos de jóvenes estudiando a los pies de la tumba. Además turistas de todo el país, visitan el altar y dejan alguna ofrenda. 

Cómo murió Sanhuesito, el santo que ayuda a aprobar

Pedrito nació el 26 de junio de 1956 en plena Puna cerca de Santa Rosa de Tastil, junto a su mellizo Pablo, quien falleció a poco de ver este mundo. Su madre lo alimentaba con leche de cabra y lo criaba una tía en Salta Capital. 

La horrenda muerte de Pedrito Sanhueso a los seis años, el domingo 19 de mayo de 1963, conmovió a los salteños que hoy lo consideran "un niño milagroso, protector de los estudiantes".

Fue su primo Pablo Copa, un mecánico de 20 años, quien lo vejó y lo golpeó hasta creerlo muerto. Llevó el cuerpo hasta un aljibe y lo tiró. Con el agua, Pedrito volvió del desmayo. Copa buscó un palo largo y lo hundió hasta ahogarlo. El asesino negó todo pero fue detenido con su madre Purísima Copa. Ella había encontrado dos camisas ensangrentadas de su hijo y calló ante la Policía.

Según cuentan las crónicas de la época, Pablo Copa y su madre fueron absueltos por el beneficio de la duda, aunque estuvieron presos tres años a la espera del juicio.