Tucumán es una de las provincias más afectadas por la quema de biomasa a cielo abierto, según detallan los investigadores que están haciendo un estudio sobre la calidad del aire en nuestro medio. Entre marzo y agosto la calidad de aire se ve perjudicada. Hay pocas lluvias, hay producción industrial y se repiten las quemas de pastizales, de campos y de basura.

El estudio consiste en mediciones realizadas con sensores que generan datos en tiempo real sobre la calidad de aire en 25 estaciones automáticas, dispersas en 25 lugares de la provincia, vinculadas con laboratorios de estudios atmosféricos en el Inquinoa (Conicet-UNT) y en la Dirección de Monitoreo y Laboratorio Ambiental. Con una aplicación que se puede bajar al celular o se puede ver en la computadora si el ambiente está contaminado, y cuánto. El proyecto que ayuda a “democratizar” el monitoreo de la calidad del aire es pionero en el país. La iniciativa se llama “Respira para cambiar” (“Breathe2Change”). Fue premiada a nivel mundial por la fundación Humboldt, de Alemania. En este mapa, se pueden encontrar los números de las distintas estaciones de monitoreo. Las esferas tienen los colores del semáforo y transmiten la información de la cantidad de Material Particulado (PM) en el ambiente. El PM, generado por el uso de combustibles en sectores como el transporte, la energía, los hogares, la industria y la agricultura, puede inhalarse y provocar problemas en el organismo de las personas. Al respecto, hubo un estudio presentado hace tiempo por profesionales médicos de la UNT en el 38° Congreso de Pediatría, en el que se afirmó que el hollín puede afectar los pulmones y ojos de los niños que viven en localidades próximas a las fábricas azucareras y a los campos en donde se prende fuego. Otro estudio, titulado “Prevalencia de Síntomas respiratorios y oculares en época de zafra en escolares de una ciudad de Tucumán en relación a la contaminación ambiental (2010-2012)” trata del efecto de la contaminación del aire en los ojos. Un neumonólogo informó, además, que en Tucumán no hay muchas investigaciones específicas sobre la incidencia de la contaminación en la salud y que se proyecta estudiar la prevalencia de síntomas respiratorios y oculares en niños y niñas de distintas zonas de Tucumán en relación con la contaminación ambiental y las estaciones del año, para lo cual se colocaron algunos sensores de polución en escuelas de la provincia.

Uno de los aspectos muy positivos de esta iniciativa es que apunta a un control constante, no sólo a una investigación esporádica. De esto podrían salir medidas de acción. Ya han propuesto  acciones por parte del proyecto Breathe2Change, como un plan de forestación; también sugieren terminar con la cultura de la quema, lo cual parece más complejo. Con los datos en mano, de ahora en más los tucumanos podemos chequear y reclamar por el derecho que tenemos a respirar en un ambiente saludable. Un participante del proyecto consideró que hay que comenzar a unificar esfuerzos: “ocuparse” de la contaminación del aire es una inversión para el futuro.