Seguro alguna vez bromeamos u oímos a alguien decir que tiene un TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo) imposible de dejar o un hábito sin el cual no funcionarían a diario. Incluye cosas como tomar varias tazas de café, acomodar la ropa o limpiar de una manera determinada, ordenar o preservar cierto “caos” en nuestro espacio de trabajo, elegir un menú determinado para comer…

Al margen de cualquier comentario al pasar, son una realidad que afecta la salud mental de miles de personas alrededor del mundo.

“Los TOC’s son definidos como un patrón de obsesiones no deseadas y pensamientos intrusivos que nos provocan una sensación de ansiedad o peligro constante. Para intentar aplacarla, quienes padecen este trastorno recurren a conductas repetitivas (compulsiones) que ofrecen cierta tranquilidad momentánea”, explica la psicoanalista Susana Torres.

Ser ordenados, perfeccionistas o mañosos para determinadas cosas no es malo; sin embargo, hay un límite a partir del cual debemos prestar atención. Todo cambia cuando la fijación afecta nuestra rutina, al punto de que se vuelve imposible hacer algunas actividades o gestionar el día a día funcionalmente.

“Una buena parte de los pacientes saben que su comportamiento no soluciona el problema de fondo o apenas implica un alivio temporal. No obstante, aunque quieran, no pueden dejar de pensar en ese asunto, lo cual los lleva a experimentar también mucha frustración”, agrega.

Recurrencias

Por lo general, los trastornos obsesivos compulsivos hacen que adoptemos patrones de repetición o comprobación (por ejemplo, el chequear varias veces si dejamos las puertas cerradas, las luces o el horno apagado, los aparatos eléctricos sin enchufar, etcétera). Además, es frecuente que impliquen la necesidad de mantener la simetría o el orden de los objetos y espacios.

“Actualmente, muchos profesionales también advirtieron sobre un aumento en los casos de TOC’s relacionados con la alimentación saludable. Eso incluye estar pendiente de los etiquetados, el cálculo de las calorías de cada alimento o el origen de cada ingrediente que se ingiere y buscar compulsivamente información sobre la comida”, destaca la psicóloga Martina Grimaldi.

LO HABITUAL. Son frecuentes los trastornos obsesivos compulsivos relacionados con el orden y la limpieza.

Por otro lado, la profesional afirma que hay una propensión a dejarse llevar por algunos rituales para atraer la buena suerte o fortuna. “Con la popularidad que adquirieron algunas mancias y lo holístico, en el consultorio se ven algunas compulsiones relacionadas a la lectura compulsiva de los horóscopos y el tarot o el uso de piedras y sahumos”, indica.

De nuevo, la acción por sí misma no es perniciosa, siempre y cuando pueda dejarse de lado en cualquier momento y no afecte nuestro desempeño social, vincular/afectivo o laboral. “Existe una diferencia sustancial entre tener un pasatiempo o una costumbre muy marcada y efectivamente sufrir un trastorno obsesivo compulsivo. Las acciones, imágenes o pensamientos que vienen junto a los TOC’s son incontrolables, excesivos y/o irrazonables; por esa razón requieren de un buen diagnóstico y seguimiento”, aclara Torres.

Al buscar ayuda, la situación se complica por la falta de compresión y de contención del entorno. “Por desconocimiento o con mala intención, los pacientes con TOC suelen encontrarse con familiares, amigos o conocidos que intentan forzarlos a modificar su conducta. Antes que ayudarlos, la presión para intentar encajar o sentirse como el resto lleva a que muchos se aíslen de la sociedad”, asegura Grimaldi.

Para evitar sentirse atacados o cuestionados, la respuesta más natural es anular las salidas sociales o cualquier foco de estrés externo.

“En el ámbito laboral o profesional, el asunto se complejiza porque la convivencia con otros colegas o empleados puede volverse tortuosa. En especial, cuando los TOC’s se relacionan con la organización o la limpieza del espacio común, la presentación o disposición de objetos o el control”, advierten ambas terapeutas.

Tratamientos

Para la mayoría de pacientes con estos padecimientos, el tratamiento consiste en una psicoterapia y en la administración de fármacos para reducir la pulsión que sufren.

Una de las terapias más recomendadas es la cognitiva conductual. En ella la persona es expuesta paulatinamente a su temor o al objeto de ansiedad para que logre -con el tiempo- enfrentar su obsesión y controlar las reacciones que ella provoca.

Según el paciente, hay algunos TOC’s que se relacionan de manera directa a cierto factor, mientras que en otros actúan a partir de recuerdos, asociaciones o experiencias. “El temor a los gérmenes y la desinfección constante de nuestras manos o la constante limpieza del hogar pertenecen al primer grupo. En cambio, puede ocurrir que alguien tenga una fijación con los números o miedo a tener un accidente porque en el pasado hubo un hecho traumático que quedó asociado (como la muerte de un familiar, la separación de los padres en una época específica, entre otros)”, detalla.

Acorde a la intensidad del cuadro (un TOC puede ser leve, moderado o incapacitante) el tratamiento también varía en duración. En circunstancias demasiado avanzadas, hay países en los cuales se recurre a estimulaciones cerebrales profundas.

Propensión

Hay algunos condicionantes que generan una mayor propensión a pasar por un trastorno obsesivo compulsivo. Entre ellos figuran los factores genéticos, el historial clínico previo, el registro previo de familiares cercanos con este cuadro y la exposición a algún evento traumático o una situación que produzca estrés crónico.