Increíble. No merece otro calificativo la remontada que logró Sudáfrica ante Inglaterra en París. Los Springboks la pasaron realmente mal frente a un rival que lo superó en su propio juego durante prácticamente todo el partido, pero con la potencia de su scrum y la patada del apertura Handré Pollard lograron revertirlo en los últimos minutos, cuando los de La Rosa ya saboreaban el pasaje a la final contra Nueva Zelanda. Finalmente, el seleccionado británico deberá jugar por el tercer puesto contra Los Pumas, el viernes que viene a las 16 en París. Los Boks, por su parte, se medirán en una pulseada contra los Hombres de Negro que consagrará al primer tetracampeón mundialista.
Inglaterra impuso condiciones desde el principio, con imponiéndose en el juego aéreo y en el contacto, este último la principal fortaleza de los Boks. Gracias a ese dominio generó oportunidades de penal que su capitán Owen Farrell cambió por puntos. Sudáfrica, completamente maniatado, no podía encontrarle la vuelta al partido, al punto de que el head coach Jacques Nienaber decidió cambiar de apertura cuando iban sólo 30 minutos de juego. Afuera Mannie Libbok, adentro el experimentado Handré Pollard. A la postre, sería un cambio determinante.
Inglaterra se cansó de robar lines y de aprovechar los errores de su rival, y parecía que con eso le alcanzaba para manejar el partido y dejar correr el reloj, porque esa diferencia de nueve puntos en el score parecía suficiente ante un Sudáfrica que no era capaz de crear nada. Estaba completamente perdido. Hasta que Pollard se la jugó al line con un disparo profundo en un penal y dio pie a la jugada que desembocó en el try del gigante RG Snyman. Con la conversión del 10, la brecha se reducía a sólo dos puntos, con 10 minutos por delante. Inglaterra seguía arriba, pero Sudáfrica había recuperado la confianza y estaba a sólo un penal de darlo vuelta.
Hasta que el scrum, la única formación que le funcionó a los Boks, le dio a Pollard la llave del triunfo con un penal cercano a mitad de cancha. Y el apertura no falló. El campeón se mantuvo de pie y eliminó al último representante que quedaba del Hemisferio Norte.
El sábado que viene a las 16, los Springboks defenderán su título frente a Nueva Zelanda en el Stade de France. Un duelo imperdible entre los dos tricampeones del mundo.