La avena se convirtió en el aliado ideal para quienes quieren abandonar o reemplazar las harinas. Su versatilidad permite preparar una infinidad de recetas, ya sea en su forma natural o en su forma triturada. Además, genera sensación de saciedad por lo que ayuda a disminuir la ingesta.

Son múltiples los beneficios que aporta la avena. Pero a la hora del desayuno es ideal porque brinda los nutrientes necesarios para hacer la carga de energía inicial del día. Panqueques, avena cocida, acompañada de diferentes frutas, existen múltiples formas de prepararla.

La nutricionista tucumana María del Rosario Costilla asegura que la avena ayuda a reducir el colesterol en el organismo y mejora el sistema cardiovascular, previene el estreñimiento y la diabetes debido a su alto contenido en fibra. Además, por sus componentes, es rica en proteínas, vitaminas, hidratos de carbono y minerales.

Galletas sin harina ideales para el desayuno

Las galletas de avena pueden incorporar una infinidad de ingredientes y su preparación toma solo algunos minutos de mezcla y otros tantos de horneado. Para este caso, los ingredientes serán:

• 2 tazas de avena

• 2 bananas grandes

• 2 cucharadas de miel (o cantidad necesaria para endulzar a gusto)

• 1 cucharada de pasta de maní

• Chips de chocolate amargo sin azúcar (cantidad necesaria)

En primer lugar, pelar las bananas y pisarlas en un bowl hasta que se forme una pasta sin grumos. Para facilitar la mezcla con la pasta de maní, es conveniente incorporarla cuando la banana está sola y no cuando tiene el resto de los ingredientes.

Agregar progresivamente las dos tazas de avena e ir incorporando con una cuchara de madera o con las manos hasta que se forme una masa homogénea. Sumar la miel de a poco evitando que la mezcla quede demasiado pegajosa.

Añadir el chocolate. Este puede ser agregado y mezclado con el resto de la mezca o encima de las galletas a modo decorativo. También pueden utilizarse una o dos barras de chocolate amargo picado. Puede reemplazarse por almendras, maní o nueces.

 Armar  con las manos bolitas de la mezcla y aplastarlos hasta lograr discos de un centímetro de espesor, aproximadamente. Todas deben tener el mismo tamaño para lograr una cocción pareja. Cubrir una bandeja con materia grasa -manteca o aceite- en escasa cantidad, la suficiente como para que las galletas no se peguen. Dejar en el horno entre 15 y 20 minutos o hasta que los bordes comiencen a dorarse.