Mañana desde las 16, en el Stade de France (uno de los grandes templos del rugby mundial), Los Pumas se medirán en semifinales del Mundial con los All Blacks, la que durante décadas fue la figurita más difícil, la que les faltaba para completar el álbum.

En efecto, hasta 2020, Nueva Zelanda era la única potencia a la que Los Pumas no habían podido vencer. Desde entonces, Argentina logró dos triunfos sobre los Hombres de Negro, aunque ambas fueron en ocasión del Rugby Championship. Las tres veces que se cruzaron en Mundiales, el triunfo fue neozelandés (1987, 2011 y 2015). Y en esta oportunidad, los All Blacks llegan nuevamente como amplios favoritos, sobre todo después de la demostración de rugby total con la que eliminaron a Irlanda, hasta ese momento número 1 del ranking y principal candidato europeo al título. Los Pumas, por su parte, no lograron desplegar lo mejor de su repertorio en lo que va del torneo, aunque es cierto que fueron mejorando partido a partido y el triunfo sobre Gales fue una importante inyección de confianza. Tal vez, sea eso lo único que les faltaba para terminar de explotar.

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En el camino recorrido hasta aquí por el equipo albiceleste, cada rival tuvo un estilo más o menos marcado, siendo Gales tal vez el más equilibrado en ese sentido. Sin embargo, Nueva Zelanda implica otra clase de desafío, porque domina cualquier libreto. Combina lo mejor de todos y los sintetiza en un rugby total que rara vez muestra fisuras.

La gran pregunta entonces es: ¿cómo se le gana a los All Blacks? ¿Hay alguna estrategia que garantice cierta tasa de éxito contra ellos?

Puntos clave

Lo primero que se debe saber es que no, no existe ninguna fórmula mágica ni infalible. Lo segundo es que, cualquiera sea la estrategia que se ponga en práctica, también se necesita que ellos pongan de su parte teniendo un mal día. Si están inspirados, olvidate: el triunfo será que no te goleen.

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Al tratarse de un equipo que ejecuta muy bien el ABC del rugby y con elasticidad para adaptarse a cualquier circunstancia, la condición de base para quien pretenda ganarles es jugar un partido rayano en la perfección. En otras palabras, lo que ellos hacen muy bien, hay que hacerlo mejor.

El tucumano Thomas Gallo será titular frente a los All Blacks. Foto: Prensa UAR

Sin embargo, también hay una realidad: cuando más peligrosos son los All Blacks es cuando tienen la pelota, por lo que para Los Pumas será fundamental cuidarla como si fuera un huevo Fabergé, evitando regalarla con kicks innecesarios y tratando de ganar metros en cada traslado. La solidez en las formaciones será clave para disponer de pelotas de calidad. Ni hablar de aprovechar las ocasiones de marcar puntos: contra otros rivales se puede fallar, contra los All Blacks no, porque las oportunidades no abundan. Por ende, salvo que la situación lo amerite, se deberá pedir palos en cada penal a distancia factible de acierto.

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Por otro lado, para los dirigidos por Michael Cheika será importantísimo entrar con mucha concentración para minimizar el margen de error y evitar así que los All Blacks tengan chances de escaparse en el marcador desde temprano, lo que tendrá un impacto psicológico que convertirá el resto del partido en una larga agonía.

Y por si fuera poco, será también imperioso defender con orden y disciplina, ya que Nueva Zelanda tiene en Richie Mo'unga y Beauden Barrett no sólo a dos grandes lectores del juego, sino también a dos grandes pateadores.

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Por supuesto, podrá estar muy claro lo que hay que hacer para tener chances de vencer a los Hombres de Negro: de ahí a hacerlo es largo el trecho. Pero Los Pumas tienen de su lado varias virtudes: primero, el hecho de saber que la presión está del otro lado; y a eso se suma el corazón de sus jugadores, la ambición de sus jugadores jóvenes y la experiencia de sus soldados veteranos. Entre ellos, el tucumano Nicolás Sánchez, quien ha sabido ser un dolor de cabeza para los All Blacks.

Es hora de jugar. Las probabilidades están en contra, pero Los Pumas ya han demostrado muchas veces su capacidad para hacer historia en escenarios adversos.