En un asteroide, la NASA encontró pruebas que respaldan la teoría de que la vida en la Tierra podría haberse originado en el espacio exterior. La NASA llevó a cabo esta investigación en el asteroide Bennu, donde descubrió una abundante presencia de agua y carbono. Esto aporta más evidencia a la idea de que los ingredientes clave para la formación de la Tierra provienen del espacio.
La NASA anunció que una muestra de 4.500 millones de años de Bennu contenía "abundante agua en forma de minerales arcillosos hidratados", lo que es esencial para la formación de nuestro planeta. Además, señalaron que esta muestra es la más rica en carbono jamás traída de un asteroide, con carbono presente en forma de minerales y moléculas orgánicas.
La misión "Osiris-Rex" recolectó roca y polvo de Bennu en 2020, y una cápsula con la carga regresó con éxito a la Tierra hace aproximadamente dos semanas, aterrizando en el desierto de Utah, Estados Unidos.
Anteriormente, Japón había logrado traer muestras de asteroides en dos ocasiones, en 2010 y 2020, pero la cantidad de material recolectado por la NASA de Bennu, aproximadamente 250 gramos en comparación con los 5,4 gramos de Hayabusa2, marca una diferencia significativa.
La elección de Bennu como objetivo se basó en la creencia de que asteroides similares podrían haber proporcionado los bloques de construcción orgánicos y agua a la Tierra a través de colisiones hace miles de millones de años.
Hasta el momento, la atención se ha centrado en el análisis de las partículas adicionales, como polvo y restos que cubren el recolector de muestras, ya que una trampilla destinada a sellar la muestra se abrió durante la recolección.
La NASA planea realizar análisis adicionales de la muestra en busca de minerales hidratados y otros compuestos que podrían haber contribuido al surgimiento de la vida en la Tierra.
La mayor parte de la muestra se conservará para futuras investigaciones con instrumentos más avanzados y para abordar nuevas preguntas científicas, siguiendo el modelo de las rocas lunares traídas durante el programa Apolo. Además, la comprensión de la composición de Bennu puede ser útil si se necesita desviar su trayectoria en el futuro, ya que existe una posibilidad remota de impacto con la Tierra en los próximos siglos.