La XXXII° edición del Transmontaña fue la única de Latinoamérica que se disputó por parejas y equipos. En ese sentido, quienes se unieron para dar batalla en la competencia de enduro fueron los misioneros Santiago Burger y Maximiliano Sartori. A pesar de que ambos comparten una amistad inquebrantable, no siempre se dio de esa manera.

“Somos amigos desde hace unos años. Nos conocimos justamente por la carrera. Con mi papá tenemos un equipo, lo vimos corriendo a él, nos gustó mucho sus movimientos y lo invitamos para que salga a competir con nosotros fuera de la provincia”, dijo Sartori sobre el momento en el que conoció a Burger. “Me gustó porque siempre es lindo tener a alguien nuevo y por el poco tiempo que logramos entrenar, sabía que él iba a andar muy bien”, agregó el piloto de 20 años, que tuvo a varios familiares compitiendo en San Pedro de Colalao.

A pesar de que en la actualidad todo parece ir de maravilla entre ambos, en los meses previos hubo encontronazos de Sartori con Burger, quien suele ser temperamental. El oriundo de Oberá (Misiones) no sólo se había peleado con Sartori, sino también con Néstor, padre de “Maxi”.

“No empezamos de la mejor manera. Me acuerdo que fue en una fecha del Classic Series de Misiones. Yo corría por primera vez, ‘Maxi’ Justo estaba lesionado en ese momento y participó su papá Néstor. Hicimos la carrera un día con mucha lluvia y sin embargo, salí primero en la general. En ese momento, se había acercado Néstor a discutir de que no podía haber realizado ese tiempo”, recordó Burger, quien se había anotado en esa edición solo para desafiarse a sí mismo. “Empecé en este deporte a modo hobby, y la verdad que me está yendo demasiado bien. Yo no corría, solo hice esa fecha porque estaba cerca de mi zona”, advirtió.  

Una pelea más para el cajón de los recuerdos

Luego de ese cruce con Néstor, por señales del destino, Burger se encontró con Maximiliano. ¿Cómo fue el momento? Nada ameno. “En Entre Ríos, tuvimos un encontronazo. Chocamos con las motos en un prólogo y considero que fue un click en nuestras vidas. Desde ese momento, corremos juntos y nos une una gran amistad”, dijo Sartori.

Contentos a pesar de las dificultades

Si bien Sartori y Burger llegaron a la competencia con contratiempos, nada les quitó la sonrisa. “Estoy con otra moto que no es mía. Suelo correr con dos tiempos y ahora me tocó hacerlo en cuatro. Tratamos de agarrarle la mano”, dijo Burger. “Yo estoy con un dedo quebrado y vine a correr igual. En las últimas dos semanas nos salió todo mal, pero fuimos para adelante con muchas ganas”, concluyó Sartori.