El grave asalto que sufrió el pasado martes “Tito” Décima no fue el único que se registró en la zona. Vecinos del noreste de la provincia manifestaron que son víctimas de hechos vandálicos y delictivos de forma sistemática y reiterada.
Entre los delitos que denunciaron sostuvieron que los más frecuentes son los robos de agroquímicos, cubiertas de algunas máquinas y herramientas de trabajo. Según le contó a LA GACETA Roberto Palomo, el vicepresidente de la Asociación Civil de Productores Agrícolas y Ganaderos del Norte, “se incrementó la inseguridad en el campo en los últimos cinco años. Antes eran cosas más leves, pero ahora los daños son más importantes. Uno no puede estar tranquilo; a veces no estamos todo el tiempo en el campo por lo que no podemos monitorear, entonces se aprovechan para hacer esto”.
Violento asalto a un comerciante de BurruyacuLos productores rurales no solamente sufren constantes robos si no que también deben lidiar con ciertos ataques, como ser incendios provocados intencionalmente y daños a las silobolsas, que generan costosas pérdidas ya que se afectan los cultivos. “Cuando rompen las silobolsas, los cultivos quedan a la intemperie por lo que se dañan con la lluvia y también quedan expuestos a que alguien los robe. Eso produce una pérdida enorme; los cultivos que están almacenados dentro de las silobolsas llenan entre siete y ocho camiones”, contó el dirigente
En un comunicado, Apronor informó que en los últimos días a horas de la noche se provocaron incendios intencionales en un campo de Chilcas, Burruyacu. en las que se vieron comprometidas más de 60 hectáreas de trigo, listo para ser cosechado, y de rastrojo.
Este tipo de ataques serían cometidos solamente para generar daño ya que los responsables no sustraen nada. Sin embargo generan pérdidas millonarias para los productores y provocan inconvenientes para los futuros cultivos. “Una tonelada de trigo está alrededor de $80.000 y estos eran lotes que podían llegar a dar hasta una tonelada y media; entonces hablamos de $120.000 por hectárea y si eran 60 hectáreas son alrededor de $10 millones”, calculó Palomo.
El vicepresidente dijo que lo complicado es poder calcular los daños que quedan a posterior del incendio. “En los incendios también se quema todo el rastrojo del suelo, algo a lo que nosotros le damos mucha utilidad porque sirve como un filtro para que el sol no lo dañe tanto. Además, las cenizas impermeabilizan el suelo entonces las lluvias no logran penetrar. No podemos calcular el daño a futuro porque dependemos de muchos factores, como las condiciones climáticas y la cantidad de lluvia que habrá durante la temporada”, explicó.
Investigación deficiente
Respecto de la inseguridad que hay en la zona y del accionar policial y judicial, Palomo indicó que desde la asociación están en contacto con la policía rural. “Siempre tienen muy buena predisposición pero la zona es vasta y los recursos son escasos en cuanto a la movilidad, son muchos kilómetros por recorrer y generalmente llegan tarde a los hechos”. En cuanto a las investigaciones por los actos delictivos dijo que es complicado poder encontrar a los autores y que “hay un déficit en la investigación porque son muy pocos los casos que se logran esclarecer”. Con el robo de los agroquímicos nosotros nos pusimos firmes y tuvimos reuniones con Osvaldo Jaldo. Se lograron realizar allanamientos en los que pudimos encontrar algunos, pero para la cantidad que se robaron es muy poco lo que se logró esclarecer. A veces también la justicia es reticente para poder otorgarle los permisos a la Policía para realizar las medidas y poder desbaratar a las bandas.” finalizó.
(Producción Periodística: Micaela Pinna Otero)