Los comerciantes de Yerba Buena denunciaron que en los últimos días se registraron múltiples robos. Los vendedores manifestaron su descontento al respecto y dijeron que en algunos casos tuvieron inconvenientes al momento de realizar las denuncias. Según explicó el presidente de la Cámara de Comercios Minoristas del municipio, más de cinco comercios fueron blanco de robos en las últimas dos semanas y dijo que les llamó fuertemente la atención porque “es algo que normalmente no se veía en Yerba Buena”. En efecto, la última vez que se habían registrado inquietudes similares por ataques a comercios fue en marzo del año pasado, con lo que volvió a romperse la tranquilidad. Esta vez, con la particularidad, según algunos comerciantes, de que tuvieron dificultades para radicar las denuncias.

El presidente de la Cámara explicó que los ladrones emplean distintas metodologías al momento de atacar: “ingresan a la fuerza durante la noche, violentando parte de las instalaciones; asaltaron a los dueños en las veredas de los locales; abren los vehículos de los comerciantes con inhibidores de alarma y ahora se están viendo muchas mecheras, sobre todo en los comercios que están dentro de los shoppings o en la parte de afuera, como sucede con el shopping ‘viejo’”, indicó. También dijo que muchos miembros de la Cámara se mostraron disconformes con el accionar de las fuerzas de seguridad ya que en más de una ocasión quisieron revisar los registros fílmicos del Centro de Monitoreo y algunos domos no funcionaban correctamente. “Necesitamos medidas preventivas y más en un momento tan crítico como el que está atravesando el país, que cualquier chispa es capaz de provocar un incendio”, dijo. Contó que algunos vendedores tuvieron inconvenientes a la hora de denunciar los asaltos. Este fue el caso de Romina Pérez, dueña de un negocio dedicado a la venta de productos de limpieza y de piletas, ubicado sobre avenida Aconquija al 2.000. La mujer le explicó a LA GACETA que sufren constantes robos por parte de “mecheros” y “mecheras”. El último ocurrió el 13 de septiembre a la tarde. Dijo que se enteró de lo sucedido luego de observar los registros de las cámaras del lugar, por lo que se dirigió a hacer la denuncia a la comisaría. Explicó que pudo reconstruir el recorrido que hicieron las ladronas gracias a los videos capturados por los domos del Centro de Monitoreo y divisó que las mujeres armaron un puesto de venta en la puerta de un banco con los productos que le habían robado días atrás. “Llamamos a la Policía para ponerlos al tanto y nos dijeron que debíamos comunicarnos con el 911. Hice eso; intentaba explicarle al oficial que era de un robo viejo, que teníamos una denuncia hecha, que las ladronas estaban identificadas y que estaban vendiendo los productos robados, pero el chico no entendía qué era lo que pasaba”, manifestó.

La dueña de un negocio con productos de diseño de interiores ubicado en avenida Aconquija al 2.400 sufrió dos robos en tres días. Contó que en el primer caso la Policía se demoró en tomarle la denuncia y que cuando solicitó ver los videos de los domos colocados en la esquina de su negocio le informaron que no funcionaban. Un reconocido gimnasio de la zona también sufrió dos robos en el lapso de un mes. El primero se registró el 24 de agosto, entre las dos y las tres de la madrugada. Al igual que en el local anterior, los delincuentes rompieron el vidrio de una ventana y se llevaron un parlante. La segunda vez ingresaron alrededor de las 6; volvieron a romper el vidrio, pero en esa oportunidad robaron una pava eléctrica.

En 2022, cuando se denunció la anterior ola de robos, las autoridades de la “Ciudad Jardín” anunciaron que en breve iba a estar inaugurado el centro de monitoreo con 150 cámaras de seguridad y que se iban a incorporar 30 policías a la comisaría de la zona. “La Policía de la provincia en Yerba Buena no tiene la cantidad de efectivos que necesita”, dijo entonces el secretario de Seguridad de Yerba Buena. Sería importante que se informe qué ha ocurrido con estas acciones y si se están tomando medidas para frenar esta nueva ola, a partir de los datos que proporcionan las víctimas, de los que pueden surgir estrategias de seguridad.