La Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) albergó el miércoles la reunión anual de su Consejo Directivo. Empresarios Pyme de todo el país se congregaron, a dos semanas de los comicios nacionales, para escuchar las propuestas para este sector (genera siete de cada 10 empleos privados) de los candidatos a Presidente. Fueron invitados por el titular de CAME, Alfredo González, que ofició como un paciente anfitrión. No todos los convidados, en cambio, fueron buenos invitados.
Por caso, el Frente de Izquierda y de los Trabajadores no estuvo representado. En el otro extremo del arco ideológico, también se ausentaron los miembros del binomio de La Libertad Avanza.
La jornada se inauguró a las 9 con el diputado nacional por Mendoza Luis Petri, el candidato a vicepresidente de Juntos por el Cambio. “El gasto público pasó del 23% al 40% del PBI. Sin embargo, las prestaciones de los servicios públicos se deterioraron en todos los niveles. Cobramos impuestos como si fuésemos Suiza, pero brindamos servicios como si fuéramos Haití”, contrastó.
El radical sostuvo que la clave para sacar al país de la crisis es terminar con el déficit fiscal. Para ello apuntó, por un lado, contra la veintena de empresas del Estado, que generan -precisó- U$S 6.000 millones de déficit anual. “Aerolíneas Argentinas deficita U$S 2 millones por día. Aspiramos a que por lo menos deje de generar pérdidas”, puntualizó.
En segundo lugar, le apuntó al gasto de la política y propuso terminar con sus “cajas”.
· “En Mendoza, entre la Legislatura y los 18 concejos deliberantes generan un gasto anual de $ 8.000 millones. Eso es lo que se recauda en la provincia por el Impuesto Inmobiliario. Si se baja el gasto político, es posible bajar los impuestos, comenzado por ese”, comparó.
· “Pero después te vas a Tucumán, donde el presupuesto de la Legislatura es de $ 34.000 millones y representa el 5% del Presupuesto General de la Provincia”, subrayó.
· “Y ni hablar de la Provincia de Buenos Aires, donde el gasto de la Cámara de Diputados es de $ 62.000 millones; y el del Senado, de otros $ 25.000 millones”, cuestionó.
Petri, finalmente, propuso tres ejes como política económica de un eventual gobierno de su frente: presupuesto nacional sin déficit; Banco Central independiente; prohibición de “cepos” cambiarios.
Para las Pyme prometió, específicamente:
· Levantar el “cepo” cambiario dentro de los primeros seis meses de Gobierno.
· Eliminar el Impuesto a los Ingresos Brutos (fue aplaudido rabiosamente cuando lo dijo).
· Reforma de la Ley de Contrato de Trabajo y fin de la “industria del juicio”.
·Fin de los subsidios nacionales diferenciales para el AMBA y equidad en su distribución.
·Fin del régimen SIRA, mediante el cual la Nación autoriza las importaciones.
Contra la claridad de las propuestas de Petri se presenta el problema del contexto histórico y financiero. Mauricio Macri, siendo Presidente, suscribió con los gobernadores un acuerdo fiscal que tendía a la eliminación de Ingresos Brutos. No sólo no se consiguió esa finalidad, sino que el tributo terminó encareciéndose en muchas provincias. Como en Tucumán. De igual manera, a la promesa de eliminar las SIRA le falta un correlato: ¿Cuál será el tipo de cambio? Si el dólar oficial se mantiene a $ 365,50, habrá un diluvio de importaciones y una sangría de dólares.
“El respeto institucional”
El segundo turno fue para el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, candidato presidencial de Hacemos por Argentina. También puntual, antepuso una definición política. “Lo primero es que Argentina recupere el respeto institucional. Este es un Gobierno que enjuicia a la Corte Suprema, que no respeta los fallos de la Justicia, y que le echa la culpa de sus errores a la prensa”, disparó.
Schiaretti trazó tempranamente tres ejes para su gestión:
· Apoyo a la minería, con respeto al medio ambiente.
· Explotación de petróleo y de gas natural orientado a la exportación. “Este gobierno demoró siete años en construir un gasoducto de apenas 600 kilómetros. En Córdoba construimos más de 3.000 kilómetros de gasoductos en 18 meses”, polarizó.
· Desarrollo de la industria pesquera.
“La clave para estabilizar la economía es liquidar el déficit fiscal. La convertibilidad estalló porque durante cada año de ese régimen la Argentina fue deficitaria”, diagnosticó. Hizo hincapié en:
· La superposición de incumbencias entre Nación y provincias genera un déficit del 1,9%.
· El déficit de las empresas públicas genera un déficit de 1,5%.
· Los subsidios generan un déficit de 3,2%.
· La evasión fiscal genera un déficit de 3,9%.
Tras los diagnósticos, les habló a las Pyme. Propuso:
· Eliminar las retenciones a las exportaciones.
· Eliminar el “cepo” cambiario.
· Eliminar el déficit fiscal y generar estabilidad económica.
· Para ello, consagrar un BCRA independiente, cuyo presidente sea un opositor.
· Reforma laboral y creación de un seguro por tiempo laboral para nuevos trabajadores.
· Terminar con la “industria del juicio “.
· Bajar los impuestos a las Pyme que tomen personal.
Schiaretti propuso un desdoblamiento cambiario. De esa manera, subrayó, se podrá atender la demanda de importaciones sin una “súper devaluación” que genere “híper inflación”. “El tipo de cambio de estabilidad no es tan bajo como $ 350, pero tampoco tan alto como $ 800”, manifestó.
Y postuló un ajuste no “salvaje”. “Los que quieren Estado grande o chico gobernaron y fracasaron. Hay que tener tanto mercado como sea posible; y tanto Estado como sea necesario”, aseveró.
Contra la moderación de las propuestas de Schiaretti se levanta el propio modelo de gestión que torna a Córdoba en una provincia viable. “Ingresos Brutos es un ejemplo de malos impuestos”, dijo. Pero luego debió admitir que su gobernación sí percibe ese tributo. Finalmente, la eliminación de ese impuesto “en cascada” significará, en realidad, su reemplazo. “O por un impuesto al consumo final, o por un IVA provincial, como en Brasil”, ejemplificó.
“Después de la tormenta”
El orador final fue el ministro de Economía Sergio Massa. Llegó casi una hora tarde. “Quiero presentarles, después de la tormenta, cuál será el panorama”, se presentó.
El candidato a Presidente de Unidos por la Patria reconoció que “la matriz de los beneficios fiscales no está puesta en las Pyme, que generan el 70% del empleo”. Consecuentemente, proyectó:
· Reformar el sistema tributario mediante la simplificación, por un lado.
· Mediante la proporcionalidad, por otro. “Que paguen más los que más tienen”,
· Crear una moneda digital para el nuevo funcionamiento de la Economía.
Massa desgranó, luego, cuáles serán los “cuatro jugadores” centrales de su política económica:
· Los agronegocios, a partir del fin de la sequía.
· La energía, a partir del funcionamiento a pleno del gasoducto Néstor Kirchner.
· El complejo minero, sobre todo en materia de litio y de cobre.
· La economía del conocimiento.
A estos, agregó otros dos actores a potenciar.
· Economías regionales (poroto negro, frutas del Alto Valle de Río Negro).
· Las Pyme. “Por cada tonelada que exporta una Pyme hay siete trabajadores detrás”, cotejó.
Massa cuestionó las propuestas de dolarización de los libertarios, y la alternativa bimonetaria de los cambiemistas: “es la dolarización cobarde”, subrayó. También aseguró que ni los economistas de JXC consideran viable eliminar las SIRA desde el primer día. Finalmente, les habló a las Pyme.
· Criticó los Ingresos Brutos, aunque no fue claro respecto de su eliminación. “Yo le sacó el IVA a las compras de jubilados y de monotributistas y en las provincias lo compensan cobrando Ingresos Brutos con tasas de hasta 5%”, recriminó.
· Propuso un régimen de amortización de impuestos para las Pyme.
· Propuso un “blanqueo laboral”: cada nuevo empleo que se declare no generará cargas laborales y recibirá, como beneficio, hasta 70 aportes previsionales, a cargo del Estado.
Tres son los problemas del discurso de Massa. El primero es su incongruencia con la realidad. Mientras él hablaba, el dólar “blue” superaba los $ 840; y el “CCL”, los $ 902. La agencia Moody’s prevé una recesión de 3,5% ahora, y de 2,5% para 2024. En ambos años, con inflación de tres dígitos.
El segundo es la falta de congruencia con la praxis de gestión. Lleva 14 meses como ministro de Economía y nunca bosquejó, siquiera, los beneficios que propone si llega a la Presidencia.
El tercero fue la respuesta del auditorio. Muchos lo oyeron en silencio. Pero muchos lo aplaudieron.