En el nombre del premio internacional está todo dicho: Inspireli. Ese llamado anual a estudiantes de Arquitectura alrededor del globo les propone el desafío de generar ideas y proyectos que inspiren. Trabajos creativos, útiles, disruptivos, capaces de generar distinta clase de impactos. Tres propuestas tucumanas fueron seleccionadas para la etapa final en la pasada entrega de los premios Inspireli, y si bien el galardón les fue esquivo y terminó viajando a Ecuador, el logro no es para nada menor, Demuestra -una vez más- la calidad académica de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU-UNT) y la capacidad de los profesionales que sigue formando.
Uno de los trabajos finalistas, realizado por Santiago Tadeo Abate y Bernardo López González, combina diseño, turismo y cuidado del medio ambiente. Destaca la construcción de un hotel en la cima del cerro Médici, frente al dique “Celestino Gelsi”, transformando la aerosilla en un teleférico. Una idea ambiciosa, que ya forma parte del banco de proyectos del Ente de Turismo, según comentaron los autores.
Se trató del trabajo final en la carrera de Tadeo Abate y de López González, estudiantes en ese momento, arquitectos hoy. “La idea partió de devolverles a Tucumán y a la UNT algo de lo que nos dieron, por ejemplo la posibilidad de estudiar sin pagar aranceles. Y lo pensamos como un proyecto a gran escala para la provincia, algo que contribuya a convocar el turismo y las inversiones”, sostiene López González, que es salteño y reside en Rosario de la Frontera.
“En esa búsqueda el contexto nos pareció fundamental -aporta Tadeo Abate-. Pensamos en El Cadillal y en esa minicordillera que tiene a la vuelta; en cómo aprovecharla. Después advertimos que la cima del cerro Médici está casi vacía. Es más, la mayoría de la gente ni siquiera sabe que el cerro se llama así. A partir de ahí empezamos a elaborar el proyecto”.
¿Cómo conseguir que un edificio de esas características, en la cima de un cerro, no provoque un quiebre en el paisaje? “El hotel nace de la montaña y se mete en las yungas integrándose con la vegetación -explican-. Incluso está pensado un sistema de recolección de agua con planos inclinados, siguiendo los lineamientos del desarrollo sustentable (ODS)”.
El edificio contempla 25 habitaciones y 10 cabañas, con una doble perspectiva: una parte mira al lago, la otra al verde de los cerros. Se agregan el restaurante, el salón de usos múltiples, la piscina y la pretensión, por medio de un convenio, de que parte de la colección del Museo Arqueológico “Dr. Ernesto Padilla”, de El Cadillal, pase a exhibirse en un sector del hotel. Así se agregaría una pata cultural al circuito.
Pero hay una clave en esta idea que acentúa su originalidad: no está pensado que accedan vehículos al corazón del cerro ni al hotel. De allí la propuesta de convertir la aerosilla en un teleférico, en el que además de un paseo potenciado por un sistema de miradores pueda transportarse el equipaje de los huéspedes o visitantes -también los elementos para la construcción en la etapa previa-. Otra posibilidad será llegar al hotel a pie, disfrutando los senderos que recorren el Médici. En todos los casos, los autos quedan en un estacionamiento al pie del cerro.
Tadeo Abate y López González mencionan, una y otra vez, el valor de integrar el paisaje, la flora y la fauna en esta idea. Subrayan que el metal es el mejor material para emplear en este “hecho arquitectónico”, como lo definen a partir de su envergadura.
Los otros estudiantes de la FAU que llegaron a la etapa final de los premios Inspireli fueron María Isolda Elías-Luisina Sant Siles (con “Sinapsis”) y Matías Mansilla-David Barrera (con “La Usina de Ideas / Centro Cultural Comunitario)”. Los docentes que estuvieron a cargo de los tres proyectos fueron Patricia Rodríguez Anido, Beatriz Coronel, Ramón Palisa y Abel Tannuré.
“Siempre tuvimos como meta participar en los Inspireli. Es difícil, pero hay que animarse”, refieren Tadeo Abate y López González. “Muéstrenle al mundo cuáles son los temas a los que apuntan en su universidad, en su país, en su continente. Las soluciones que brinden pueden ayudar a otros algún día”, enfatiza uno de los lemas de Inspireli. Y remata: “inspírense y déjense inspirar”. ¿Qué dicen los arquitectos sobre esta idea que dejan para Tucumán? “Sería un sueño que se concrete”.