27 años tuvo que esperar Enzo Díaz para vestir la camiseta de River. Y 34 partidos necesitó para marcar su primer tanto, nada menos que en La Bombonera, ante Boca, para sentenciar el triunfo 2-0 del “millonario”. Aunque su historia en el fútbol comenzó tempranamente, Díaz tuvo una infancia particular, que complementó con el deporte.

Nacido en Las Toscas, partido de Lincoln, en la provincia de Buenos Aires, se mudó con su familia a la localidad de Smith, en Carlos Casares, cuando tenía apenas un año. Allí, según contó el propio Díaz, se crió en un establecimiento agropecuario donde trabajaba su padre, que no tenía electricidad, y asistió a una escuela rural, donde tenía apenas ocho compañeros.

“Llegué al campo y pasé 14 años sin luz por el trabajo de mi papá. Por eso todo lo que tiene que ver con el campo es algo que me vuelve loco. Yo no imaginaba en ese momento ser jugador de fútbol, quería ser veterinario. Vivía así y era feliz, tuve la mejor infancia y no me arrepiento”, relató Díaz tiempo atrás, en una entrevista con FM Impacto.

TODO UN GAUCHO. Enzo Díaz (izquierda), en el Festival de Doma y Folklore de Villa María, junto a dos amigos. Foto: Instagram Juan Cruz Monguillot

El sacrificio por el fútbol

Su nombre, Enzo Hernán, ya le deparaba una vida pintada de rojo y blanco: Enzo por Francéscoli, y Hernán por Hernán Díaz, lateral derecho de River en la década de 1990. El actual lateral izquierdo “millonario” comenzó de chico, en las divisiones inferiores del Club Atlético Smith, donde debutó en primera, en la Liga Casarense. También pasó por Atlético Roberts, de la Liga Amateur de Deportes de Lincoln, y llegó a Agropecuario de Carlos Casares, cuando el “sojero” disputaba el Federal B.

Pero los inicios fueron bastante sacrificados para Díaz, que, por la distancia entre su casa y el club, debía caminar 8 kilómetros para poder entrenar. “Creo que por eso no me modifica correr o ir a entrenar, no lo siento. Hay veces que me tocaba ir solo a entrenar y volvía corriendo porque se hacía de noche”, señaló.

Ya en Agropecuario, el defensor fue parte de dos ascensos, e incluso fue seguido de cerca por el Manchester United. A comienzos de 2019 pasó a Talleres, club con el que jugó más de 100 partidos, y que, cuatro años después, le permitió dar el salto al club de sus amores.