En los últimos años, la cosmética natural y el empleo de minerales para fines espirituales o cuestiones de belleza se popularizó bastante. Al punto de encontrar en cualquier negocio del microcentro tucumano rodillos de jade o gua sha y el doble de tiendas esotéricas que antes.

En esta línea hay otra tendencia que también se multiplicó debido a TikTok e Instagram: la utilización de piedras de alumbre como un complemento para el cuidado corporal. Este mineral -de aspecto semitransparente o blanquecino- comenzó a popularizarse en las redes sociales como una alternativa natural y económica a los desodorantes convencionales. Sin embargo, al igual que ocurre con el resto de viralizaciones, siempre cabe preguntarnos ¿de verdad funciona?

“Las piedras de alumbre poseen una cantidad importante de aluminio de potasio, gracias a dicho composición está demostrado que tienen propiedades antimicrobianas, cicatrizantes y antisépticas para nuestra piel. Eso hace que mucha gente las use para atenuar el olor a sudor y para limpiar la cara; por ejemplo, ante la aparición de granitos, puntos negros o para minimizar el tamaño de los poros”, comenta el médico dermatólogo Federico Bravio.

También hay usuarios que garantizan sus beneficios para aliviar la irritación de las piernas o brazos tras la depilación o para que las heridas hechas con la maquinita o cuchilla no se infecten.

Paso a paso

En cuanto a métodos de aplicación, estos bloques minerales necesitan mojarse con agua para funcionar. Después de humedecerlos, hay que frotarlos (como si fueran un jabón de pan) hasta que sus partículas se desprendan. En su modo de “limpiador facial” debemos dejar reposar la sustancia en nuestro rostro por unos segundos y luego retirar y secar con una toalla.

Antes de cualquier movimiento, viene la advertencia: en su estado natural estas piedras tienen bordes muy filosos e irregulares. Por eso, para evitar lastimarnos lo mejor sería comprarlas en su versión en rolón, polvo o pulida.

“Las piedras poseen un grado alto de eficacia, pero es imposible generalizar las experiencias porque los efectos varían de usuario a usuario, según el pH de nuestra piel y la presencia de afecciones previas. Actualmente, cada vez más personas deciden apostar por una dermocosmética natural (sin parabenos, agentes químicos y amigables con los animales) que genere menos residuos en el planeta”, señala el profesional.

Esta perspectiva de conciencia sobre el propio consumismo es un gran avance, no obstante, Bravio llama a la prevención. “Hay modas que se imponen sin que haya una base académica o información certera sobre sus efectos en la salud. No todas las pieles tienen las mismas necesidades y lo que para alguien funciona de maravilla para otros significa alergias o malestar”, resalta.

Desventajas

Como punto negativo de esta tendencia, la dermatóloga Carolina Chavarria asegura que el efecto de las piedras dura alrededor de cuatro o cinco horas. Luego de ese tiempo, es necesario volver a higienizarnos y aplicarla sobre las axilas.

“Muchas personas suelen confundirse entre la función de los antitranspirantes y los desodorantes. Los primeros, como indica su nombre, apuntan a evitar que transpiremos o que nuestras axilas se mojen. Por esa razón, están fabricados con ingredientes que obstruyen los conductos glandulares por donde sale el sudor. En cambio, los desodorantes buscan enmascarar el olor, pero no son capaces de eliminar el sudor”, aclara.

Precisamente, las piedras de alumbre pertenecen al segundo grupo. “En caso de padecer sudoración excesiva o ya registrar un olor muy intenso y feo el mineral no va a funcionar porque no resuelve el problema de base ni ataca a las glándulas específicas que lo provocan. Por ahora, faltan estudios y evidencia científica que avalen mejor su eficacia y reacción sobre la piel”, agrega Bravio.

Además, el producto puede causar picazón, irritación, ardor o inflamación en pacientes con pieles sensibles (tanto en la cara como en el resto del cuerpo). En cuanto a su papel en el skin care tampoco resulta aconsejable para pacientes con acné severo o rosácea porque agravaría ambos cuadros.