Se abren las puertas y un mundo de fantasía se presenta. Por los pasillos circulan princesas, superhéroes y otros personajes de ficción. No es un día normal en varias escuelas de la provincia; más que nunca, los estudiantes dejan volar su imaginación con historias de todo tipo. Leen, representan e imaginan cuentos. Dondequiera que mires, hay alumnos sosteniendo un libro. Y, aún más importante, dondequiera que mires hay un chico disfrutando la lectura. Y ese es el principal objetivo.

Es jueves por la mañana. En todo el país se está llevando a cabo la Maratón Nacional de Lectura. Con el lema “De lo asombroso a lo imposible: cuando las puertas de lo fantástico se abren”, la Fundación Leer propuso una jornada “para ver el mundo con ojos nuevos, para despertar la creatividad y para seguir formando nuevos lectores”. Con esa premisa, instituciones educativas de todo el país organizaron actividades con la lectura como centro. En nuestra provincia fueron tres las escuelas que se sumaron con actividades presenciales: la Escuela de Educación Integral Sarmiento (de Juan Bautista Alberdi) y la Escuela de Comercio N°1 y la Escuela Su Santidad Juan Pablo II (ambas de capital).

A esta última llega LA GACETA; toda la escuela está decorada. En las aulas, los chicos trabajan con distintas lecturas y se divierten en rodeados de historias tradicionales de autores conocidos y no tanto. Es un día único, dedicado a la imaginación. “Sabemos que la lectura abre cabezas, abre mentes y ayuda a reflexionar. Por eso todos los años nos sumamos a la Maratón”, explica la directora Silvina Roxana Luna.

Imaginación

“Leer te lleva a lugares inimaginables” y “vuelen hasta alcanzar sus sueños” son los carteles que engalanan el espacio dedicado al primer grado. Allí, en ronda, los chicos escuchan con atención a la seño, que lee “Todos los ogros”, un libro de poemas con ogros que gruñen, pero no muerden ni asustan. Esa es la lectura del día. “Durante estos meses ya han trabajado sobre textos de Maria Elena Walsh. Ahora siguen con los monstruos para trabajar la imaginación y las emociones, sobre todo el miedo y la alegría, a través de esas imágenes que crean a partir de los relatos”, explica la directora. En segundo grado, la temática pasa a los príncipes y princesas. “Aladino era un joven huérfano de padre”, se escucha leer a Justina cuando entramos al aula. Está justo comenzando a relatar, con sus compañeros -Julián, Lorenzo y Milena- el cuento del genio de la lámpara mágica. Ellos están al frente; el auditorio son sus compañeritos, con disfraces bastante geniales. Hay una Elsa (de Frozen), varias princesas y hasta un Spiderman.

“La temática que elegimos es una que a esta edad les interesa; se imaginan mucho siendo príncipes y princesas. Estos libros forman parte de un recorrido lector para el año; los chicos tienen una ficha en la que van llenando qué cuentos les gustaron y cuáles no. Así vemos su inclinación y por dónde podemos seguir. La idea es impulsar la lectura”, cuenta la seño Elizabeth Aylan. Todos los estudiantes de la escuela tienen su lectómetro, es decir, ese registro para contar cuántos cuentos van leyendo durante el periodo escolar. “Ahora, por los teléfonos, por la computadora y por los juegos, que más que ayudarlos los entorpecen, es necesario que los chicos tengan acceso a libros; que se pueda impulsar su imaginación, que sueñen, que dibujen. Por eso también cada aula tiene su biblioteca; si los que hacen más rápido la tarea, pueden sentarse a leer algo”, añade.

Encantados

Los cursos más altos también participan de la maratón, pero con un nivel mayor de complejidad en las historias. El quinto grado, por ejemplo, está avanzando sobre “El espejo africano”, una lectura de la escritora argentina Liliana Bodoc. Ya no está en este mundo -cuentan los chicos-, pero quedó su obra. El libro narra la historia de un espejo que enlaza el destino de distintas personas, entre ellos una esclava. A los estudiantes les gustó tanto el texto, que se pelean por contar datos de la novela. E incluso, para hacer tangible la historia, uno de los chicos lee una interesante carta que se narra en el texto, y que es crucial: con ella, una esclava consigue su libertad.

Los de sexto, en tanto, se han dividido, con cuentos de terror y con El Principito. En ambas aulas está todo ambientado. En la primera, los chicos taparon toda luz y se disfrazaron con máscaras y con capas. “Está re lindo el día”, dicen Matías y Eluney, que decoran el pizarrón en el recreo. En paralelo, Santiago, “el contador de cuentos”, relata la historia de “El calzoncillo del fantasma”. “Me gusta contar, me gusta leer; me gustan las historias graciosas y los cuentos de terror con final gracioso”, advierte. En la otra aula, algunos alumnos están disfrazados de los personajes de la tradicional novela de Antoine de Saint-Exupéry. “Es impresionante la respuesta de los chicos. La escuela ya ganó en 2018 la Maratón, y nos enviaron material de lectura. Nos gusta mucho hacer esto, despertar la creatividad de los chicos, que se emocionen y que se dejen atrapar por los libros. A veces tenemos alumnos que dicen ‘no me gusta leer’, pero a fin de año a todos les encanta”, relata Mayra Lazarte, maestra de lengua.

Datos

Alcance de esta Maratón

En esta Maratón Nacional de Lectura (la número 21) participaron 4.356.906 personas de 15.444 instituciones de todo el país. Las actividades se llevaron a cabo en las instituciones y en bibliotecas, plazas y barrios; hubo talleres, narraciones y exploraciones de textos clásicos y contemporáneos. Además hubo actividades online: los estudiantes pudieron acceder a más de 200 cuentos y novelas, además de juegos y charlas en directo.