Puertas cerradas, sin contacto con el exterior y en aislamiento. Hace tres años, el mundo vivió en esas condiciones; 84 años antes, Federico García Lorca reprodujo esas condiciones en uno de sus grandes clásicos.

A partir de “La casa de Bernarda Alba” se construyó “Punkdémicos - La casa arde”, la propuesta teatral que los grupos Margen de Error y Teatro al Borde repondrán hoy a las 20.30 en Fuera de Foco Obradora de Arte (Pasaje Villagra 262, Tafí Viejo).

“El proceso creativo empezó a gestarse de manera virtual en medio de la pandemia, cada unx encerradx en sus casas. En ese contexto elegimos trabajar con este texto, en vinculación con nuestros propios encierros, en un trabajo de búsqueda e investigación: no sólo hablamos del espacio, sino también del lugar de las mujeres, la opresión, el silencio obligado. El entrecruzamiento con el texto de Lorca parte de pensar y construir desde el paralelismo entre el encierro de nuestros cuerpos en pandemia y el que envuelve a Bernarda y su familia. Lo que surge como una problemática personal se transforma en una social y politica”, describe en diálogo con LA GACETA Yoca Gil, quien dirige la obra y la protagoniza junto a Mariclones y Lucas Romero Arte.

- ¿Cuánto se alejan de la propuesta lorquiana?

- Nos alejamos bastante, si bien trabajamos mucho con el texto, lo hacemos de manera más fragmentada, tomando algunos conceptos, ideas y discursos transversales de la obra pero haciéndolos entrar en un nuevo diálogo. Nadie aquí fagocita su deseo. Estamos vivxs vibrando, transformando y derribando esa casa que nunca fue ni será su morada.

- ¿Qué significa apropiarse y repensar los clásicos?

- Es la primera vez que trabajamos con un clásico. No nació con la idea de hacer una adaptación de la obra sino como un pretexto, un punto de partida desde donde poder entrecruzar nuestras propias poéticas sobre lo que considerábamos nuestros encierros. Pero a medida que avanzamos, cada vez más nos interpelaba el texto. Apropiarnos y repensar un clásico como Bernarda Alba significa poder hacer una relectura actualizada, darle un vuelco al original desde nuestros contextos, encontrando todo aquello que aparece y que persiste de ese discurso dehace ocho décadas en nuestro presente, haciéndolo pasar por nuestros propios cuerpos y desde nuestras propias decisiones estéticas y poéticas.

- Hablan de un “luto punk”, ¿en qué consiste?

- Para nosotros es más bien la ruptura de lo que el estado de luto propone, es el quiebre que nos lleva a pensar y a crear en clave a este duelo que se entrama en la obra, pero para desarticularlo y problematizarlo preguntándonos sobre cuáles son esos cuerpos que importan, esos cuerpos que se duelan, y cuáles quedan desprovistos, rebelándonos e invirtiendo de alguna manera la lógica. Lo punk también está en el uso del espacio hallado y abordado como en un happening, donde los espectadores son parte también de las estructura dramática, y se los invita a una ceremonia íntima y erótica. El luto punk propone romper con la tristeza, el silencio acallador dando lugar a la rebeldía, al grito liberador.

- ¿Esos cuerpos que arden terminan consumiéndose?

- Esos cuerpos que arden, como así tambien la “casa”, más que consumirse terminan transformándose. En ese devenir de los cuerpos se invocan nuevas lógicas y formas que son expresadas en la obra a partir de quiebres y rupturas con la continuidad discursiva y lógica de lo que los cuerpos expresan en escena.

- Si la obra original es ahogo y opresión, ¿tu propuesta es liberadora y rupturista?

- Nuestra obra juega y rompe con las formas teatrales tradicionales. Trabajamos desde una estética punk que libera aquellos cuerpos que aparecen en la escena, que no son los que se esperan para la “representación” y que irrumpen cuestionando y poniendo en tensión las lógicas establecidas. Producimos otra dramaturgia a partir de lo que propone el punk: ruptura, desobediencia, anarquía y rechazo hacia ciertos dogmas que circulan en nuestras prácticas sociales y artísticas, dentro de una búsqueda de una liberación grupal y colectiva que abre el espacio propio y deseante para la creación.