Así como a veces, los viajes surgen de manera imprevista, a último momento, en otros casos, conllevan por detrás una preparación importante. Tal es el caso de Javier Pereyra, rugbista de Universitario, que viajó a Francia hace unas semanas, en soledad, para ver el Mundial, una decisión que tenía tomada ya desde hace cuatro años.
“La idea surgió ya hace algunos años, diría que mientras se realizaba el mundial anterior en Japón. Siempre el viaje fue planeado para realizarlo con mi viejo, que por diferentes motivos no lo pudo realizar, pero aún así no me bajé del barco y lo armé para mi”, contó Pereyra a LA GACETA, admitiendo que enfrentó “algunos miedos y nervios, tratando de que no quede nada librado al azar”, pero movido por la motivación de “vivir por primera vez la experiencia de ver un mundial del deporte que practico y del que soy un fanático”.
La relación de “Java” con el rugby empezó hace varios años. “A los ocho años, acababa de dejar el fútbol, y el seleccionado naranja estaba por jugar un amistoso contra un seleccionado de Nueva Zelanda. Le pedí a mi papá que me lleve a ver el partido y quedé loco, esa semana empecé a ir al club. Mi papá tenía una vieja conexión con Uni, de su infancia y no dudó en llevarme a Ojo de Agua”, rememora Pereyra. Allí, forjó un lazo que lo une, hasta el día de hoy, con la ovalada.
Amparado en la pasión por el deporte que practica, es que”Java” decidió realizar esta travesía, de más de dos semanas. Comenzó con el debut de Los Pumas en el Mundial, ante Inglaterra -”toda la previa alrededor del estadio, el calor, las energías eran increíbles, del lado de los ingleses y de las nuestras”, asegura-, pero además tuvo más experiencias. Al día siguiente de ese partido, en el mismo estadio, en Marsella, jugaron Sudáfrica y Escocia, y Pereyra estuvo presente. También, una semana después, presenció los enfrentamientos entre Portugal-Gales, y entre Inglaterra-Japón, ambos en Niza.
En todos estos casos, indicó el rugbista de Universitario, fue algo ya planeado con anticipación; es decir, viajó a Europa ya con las entradas en su posesión, y con el cronograma definido. Uno de esos partidos tuvo un tinte especial para él, según reconoce. “Tuve experiencias en el exterior jugando en Gales, y en Portugal, lugares a los que le guardo mucho cariño y todavía sigo en contacto con las personas de allá. Tuve el placer de ver el partido entre ellos, y sin dudas tuvo un sabor especial para mí”, sostuvo.
Paseos de por medio
Claro, los tiempos entre partidos, en esta edición del Mundial, son largos. Hay días sin actividad, y eso genera que los turistas que viajan a Europa exclusivamente para ver el evento tengan que “llenar los espacios”. Para Pereyra, afortunadamente, no fue un problema mayor. “Aproveché para visitar a un amigo en Italia, que actualmente se encuentra jugando en Torino, y para conocer otros lugares como Milán, Monaco y Toulon, gracias a los pocos kilómetros entre destinos y las opciones variadas de movilidad, y planificando bien las rutas”, explicó.
La gira de “Java” por Europa tendrá como punto cúlmine, al menos en lo referido al Mundial de rugby, con el duelo entre Argentina y Samoa del próximo viernes. Luego, tendrá un paso por Portugal, para visitar a unos amigos, y después, sí, llegará el momento de volver al país. “Siento que será un partido difícil desde el aspecto físico, Samoa es un equipo en crecimiento. Confío plenamente en Los Pumas, van a hacer un gran partido y pasar página de lo qué pasó en el primer partido en Marsella”, anticipó, sobre el duelo con el país isleño.
¿Cómo es realizar todo este recorrido en soledad? “Tiene otro sabor. Tiene muchos momentos positivos y en otros no tanto, pero es una experiencia hermosa, y más en lugares tan lindos como donde se está desarrollando la Copa del Mundo”, apuntala Pereyra, que anticipa su intención de presenciar un Mundial de rugby nuevamente, y esta vez, en compañía de su padre, y de sus amigos.
“Poder viajar a ver un Mundial de un deporte que me apasiona tanto es un objetivo cumplido en la vida. Es muy difícil caer en lo que uno está viviendo en este momento, porque sé que son vivencias y anécdotas que voy a llevar toda mi vida. Al vivir un partido de Argentina tan lejos de casa, cuando uno escucha el himno, siente una mezcla de emociones difíciles de explicar, que quedan para siempre en la memoria”, reflexionó “Java”, en la previa de su último partido como espectador en el Mundial de Francia.