Cada vez son más las personas que consultan a sus médicos cuáles son los mejores métodos para bajar de peso. Ante esto, y lo cual muchos desconocen, la clave se encuentra en regular el metabolismo y de esta manera equilibrar las hormonas que reducen y aumentan el hambre.

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Según consigna la Dra. Laura Llacuna, la grelina y la leptina son las dos hormonas que desempeñan un papel clave en este tema. Existe un equilibrio entre ellas que se secretan de forma alterna, enviando señales que se traducen en un aumento del apetito, cuando nuestras reservas están medio vacías, y en una disminución de este después de comer. Cuando dormimos poco los niveles de estas hormonas se invierten: los de leptina (la que reduce el apetito) bajan y los de grelina (la que aumenta el hambre) suben.

Este mismo efecto sobre los niveles de grelina y leptina también lo provoca la falta de movimiento. Y, por otra parte, también la falta de sueño. A continuación te contamos de qué manera dormir poco puede afectar tu metabolismo.

¿Qué le pasa al cerebro si no dormimos?

Además, cuando se duerme poco, el organismo está cansado y el cerebro recibe señales de que hay que ahorrar energía (con lo que te moverás menos) y de que hay que buscar más “combustible”. ¿Cómo?, tomando más calorías. La consecuencia es que, si se prolonga esta falta de sueño, tu metabolismo se va haciendo lento y cada vez es más difícil quemar grasas.

Como consecuencia, uno de los principales motivos de no dormir es el cortisol, la hormona que está detrás de todos los problemas relacionados con el estrés y, por tanto, de la dificultad para dormir. Se la conoce como la hormona del estrés y es muy necesaria en nuestro día a día: se eleva durante la mañana (si estamos bien sincronizadas con el ciclo luz-oscuridad) y disminuye durante la noche, el momento en el cual la hormona que tiene que elevarse es la melatonina, que es la que nos ayuda a dormir. El cortisol y la melatonina son hormonas antagonistas, es decir, si el cortisol está elevado, la melatonina está baja, y viceversa.

Por su parte, el hecho de tener niveles elevados de cortisol va a dificultar que podamos utilizar la grasa como combustible, por lo que se acumulará más cantidad de grasa en nuestro cuerpo. El clásico problema de metabolismo lento.

Cuántas horas hay que dormir para no engordar

Un estudio recogido en la prestigiosa publicación médica The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism mostró cómo se comportan las hormonas que regulan el apetito según el cómputo global de horas de sueño. En el estudio, los sujetos que durmieron solo una media de cuatro horas experimentaron casi un 20% de descenso de la leptina, la hormona que nos da saciedad. Las personas que duermen menos horas tienen los niveles de leptina más bajos y estos van subiendo conforme dormimos más horas. Lo ideal para equilibrar la leptina es dormir entre siete y nueve horas de media cada noche.  

En definitiva, la Dra. Llacuna explica que no dormir engorda porque eleva la grelina y baja la leptina, lo cual hace que comamos más y no nos sintamos saciados. Además, no dormir eleva el cortisol, lo que nos produce inflamación, hace que almacenemos más grasa y que nos cueste quemar la que ya tenemos almacenada. Y si el dormir mal se convierte en algo habitual, veremos cómo nuestro metabolismo cada vez es más lento, de forma que engordaremos más comiendo lo mismo de siempre.