No hay artista que no sea de su tiempo, es verdad, pero ello no quiere decir que refleje la realidad o que dé cuenta de ella directamente; una extensa lista de mediaciones e intermediaciones se plantean entre las obras que separan el arte de lo que lo rodea. Todo parece más claro con las afirmaciones del fotógrafo Eduardo Longoni cuando aseguró que “no hay nada más subjetivo que la fotografía” y que “la mirada del fotógrafo no podrá ser reemplazada”.

“Toda la libertad para los artistas” proclamó el Manifiesto por el Arte Independiente (1938) escrito por André Bretón, León Trotsky y Diego Rivera. En otras palabras se trataba de no imponerles una agenda, una misión; pero el mismo poeta simbolista Arthur Rimbaud proponía “hay que cambiar la vida”, a fines del siglo pasado.

La realidad, todo eso que nos rodea, no es ajena a las manifestaciones estéticas; los artistas se apropian de ella a través de un modo particular, la sensibilidad, y la expresan a su modo, pero no debe aguardarse espejo alguno.

Por estos días se desarrolla el juicio contra los agentes de policía que liberaron zonas para los saqueos en esta provincia (es decir, los alentaron), en diciembre de 2013. Un hecho en el que están involucrados la institución y ex ministros y hasta el propio ex gobernador José Alperovich. Los acusados son más de 40 policías por los hechos ocurridos entre el 8 y 11 de diciembre formalmente, aunque los preparativos y descenlace llevó otro tiempo.

El 13 de diciembre del mismo año un tanque asomó su cañón dentro de las cuatro avenidas. Se iniciaba la actividad del grupo Bondi Colectivo con la instalación de un tanque militar de cartón de dimensiones reales, construido en una pequeña sala en el fondo de un hostal en Buenos Aires al 600, a pocos metros de la pileta.

A la salita casi no se podía ingresar porque todo el espacio estaba ocupado por la muestra titulada “Stanpunktslebre”.

El cañón del tanque asomaba amenazante, un trabajo que se venía concibiendo semanas antes. Antes de esa exposición todo era ensayo, dicen los artistas; conversaciones en una pensión de Villa Alem. “Entre esas premisas que nos ocupaban la cabeza en nuestro comienzo, hablamos de un no-autor, entonces la formación poco importaba o al menos no importa más que las ideas y el llevarlas a cabo (acción y proceso)”.

Desde ese momento el Bondi Colectivo aunque cambió la formación, se mantuvo con Matías Zelarayán, Roque Manzaras y Maximiliano Romero Almenar, y llevó carritos cartoneros a las puertas de museo y de pubs.

Sobrevivientes

En febrero y marzo de 2014 se puso la obra de danza contemporánea “Nadie puede ser alguien (Alguien puede ser nadie)”, con una estructura alejada de la narrativa tradicional. En la presentación en la sala ex La Gloriosa (San Luis 836), dirigida por Carlos Osatinsky y Fernando Nicolás Pelliccioli, uno de los primeros cuadros coreográficos de la pieza parecían extraídos del mismo óleo de Gericault, “La balsa de la medusa”, cuando unos cuerpos superpuestos construyen una composición piramidal; son náufragos, sobrevivientes, seres marginales, desahuciados, abandonados; que se unen y se dividen, luchan entre sí y contra otros; que deambulan en la vida entre despojos callejeros; son sobrevivientes, en una palabra, escribí entonces en una nota.

Textos, movimientos e imágenes. Mientras los cuerpos de Javier Ale, Silvina Koss, Alejandro Elías, Popi Cabrera y Pelliccioli se frotan con movimientos violentos y no tanto, lanzados al espacio, al vacío en algunos casos, una sucesión de imágenes proyectadas en la pantalla nos devuelve cielos nublados y calmados paisajes, que, de repente, mutan en abstracciones (manchas), niños y muñecos, y el escenario violento y cotidiano de la ciudad, en la que se pueden advertir gendarmes y barricadas de las jornadas de diciembre 2013, algunas de ellas capturadas en la misma avenida Salta.

En junio de ese año Carlos Alsina estrenó “Supelmelcado la Otla Patlia” en el Teatro El Pulmón con un elenco formado por Virginia Cedamanos, Alejandro Sandoval, Lali Carhuavilca y Federico Cerisosla, entre otros.

El grotesco trata de la señora Wang que toma una escopeta para defenderse de los saqueadores, ante una desvastación sufrida en su negocio.

“Ahí vienen” es un cortometraje de ficción dirigido por Pedro Ponce Uda y Lucas García Melo. La historia del cortometraje cuanta cómo vivieron los trabajadores de negocios de barrios, señala sinopsis. Fue lanzado en 2020. Se rodó en una esquina de Villa Alem y en Maipú e Italia.